Cubiertas verdes, espacios de oportunidad
Escrit per Dolors Feu Jordana - 19 d’abril de 2022
El crecimiento de las ciudades en las últimas décadas ha generado la pérdida de espacios verdes, desplazando la flora y la fauna a lugares más lejanos y apartando al ciudadano del entorno natural. El ciudadano se ve inmerso en ciudades grises y masificadas que resultan poco saludables y que despiertan la necesidad de vivir más cerca de la naturaleza. Además, la declaración de emergencia climática es ya una realidad que obliga a los profesionales del paisaje y la arquitectura a replantearnos nuevos escenarios de vida dentro de las ciudades.
Las cubiertas de los edificios se convierten en espacios de oportunidad para su renaturalización. Si conseguimos que la mayor parte de los techos de nuestras ciudades sean verdes, estaremos contribuyendo a mejorar su biodiversidad y a fortalecer las dinámicas de vida que se puedan dar.
Ya hace tiempo que oímos hablar de cubiertas verdes, pero siempre entendidas desde un punto de vista de ajardinamiento del edificio. Es preciso que empecemos a aplicarlas como sistemas constructivos que forman parte de la dinámica del edificio, y entender que aportan numerosos beneficios a corto y largo plazo, tanto a la edificación como a la ciudad y a sus habitantes.
La naturaleza en la ciudad a menudo debe ser imaginada © Foto: Aina Gatnau / La naturalización de la ciudad aporta importantes beneficios a la sociedad © Foto: Batlle & Roig
Las cubiertas verdes son nuevas formas de naturalizar los edificios que permiten generar una gran cantidad de nuevos hábitats con una alta biodiversidad
Espacios de oportunidad para el edificio, la ciudad y el ciudadano
Potenciadores de biodiversidad
Las cubiertas verdes son nuevas formas de naturalizar los edificios que permiten generar gran cantidad de nuevos hábitats con una alta biodiversidad. En otras palabras, se trata de sistemas verdes que albergan una gran variedad de especies vegetales que actúan de reclamo para la fauna, como las aves, los anfibios, los reptiles, los insectos polinizadores y otras tipologías de fauna útil.
Si formulamos el concepto de biodiversidad, nos daremos cuenta de la extrema necesidad que tenemos de potenciarla: “La biodiversidad engloba la enorme variedad de formas que dan pie a la vida. Incluye todas y cada una de las especies que cohabitan con nosotros, sean animales, plantas, bacterias o virus, los espacios o ecosistemas de los que forman parte y los genes que conforman cada especie, y dentro de ellas, cada individuo, distinto al resto…”
Así como podemos establecer varias escalas para referirnos a la arquitectura, la biodiversidad también trabaja en diferentes escalas. De esta manera, podemos definirla como la biodiversidad de especies o específica cuando hace referencia a la diversidad de organismos existentes en un ecosistema. Y sería la biodiversidad de ecosistemas o diversidad ecológica cuando tiene en cuenta la variabilidad estructural y funcional de los diferentes ecosistemas que existen en la biosfera, así como la diversidad de procesos que pasan por ella.
Así entenderemos que cuantas más especies de organismos formen un ecosistema, más relaciones se pueden establecer entre ellas y menor es el impacto que puede causar la desaparición de una de ellas, y cuanto mayor sea la biodiversidad de ecosistemas, más probable es que la vida perdure en el planeta.
Hotel de insectos © Foto: Batlle & Roig
Por tanto, la biodiversidad es un indicador de calidad de los ecosistemas. Si aumentamos la biodiversidad de las construcciones, aumentaremos la variabilidad de especies que habitan en ellas, y por tanto, haremos que las ciudades sean más resilientes ante fenómenos naturales adversos.
Potenciadores de sostenibilidad y estructuras ecológicas más estables
Por otra parte, hay que tener en cuenta que las cubiertas verdes permiten crear múltiples espacios que enriquecen los valores de sostenibilidad y ecología urbana. La creación de aljibes para el aprovechamiento del agua de lluvia, la creación de estanques que favorecen la vida de pequeños anfibios o las zonas de huertos urbanos que produzcan productos de proximidad, son ejemplos claros de ello.
Globalmente, estas estructuras aumentan la variedad de organismos vivos que se adaptan a vivir en los entornos construidos y contribuyen a generar estructuras ecológicas más estables dentro de las ciudades. La instalación de cajas nido y hoteles de insectos también favorecen los procesos de cría y nidificación de los animales, que encuentran alimento en las cubiertas.
Las ciudades actuales gozan de mucho espacio libre en sus azoteas, pero también en todos aquellos espacios situados sobre construcciones que se encuentran a pie, como pueden ser los techos de los aparcamientos y edificios soterrados, los puentes y algunas rotondas.
Cabe destacar el papel de las cubiertas verdes como espacios para la socialización y el ocio, es decir, como puntos de encuentro y bienestar extremadamente necesarios en las ciudades
Las azoteas verdes crean ecosistemas que fomentan la biodiversidad © Foto: Batlle & Roig
Potenciadores de relaciones sociales
Como se ha mencionado anteriormente, cabe destacar el papel de las cubiertas verdes como espacios para la socialización y el ocio, es decir, como puntos de encuentro y bienestar extremadamente necesarios en las ciudades del presente. Volver a dar vida a estos espacios actualmente sin uso y ponerlos a disposición de los vecinos tal como se habían utilizado en el pasado, cuando los niños jugaban o los mayores hacían la colada.
Aumenta el ciclo de vida de los edificios
Y finalmente, cabe constatar que reducen la demanda energética de los edificios y aumentan su eficiencia, gracias a la reducción de la transferencia de temperatura entre el interior y el exterior.
La cubierta verde actúa, sobre todo, como aislamiento extra en el mismo aislamiento del edificio, tanto térmica como acústicamente. Gracias a las diferentes capas que la forman y a la transpiración y humidificación que emiten las plantas, una cubierta verde nunca superará los 30 oCde temperatura en el pico del verano. Por el contrario, una cubierta sin vegetación puede alcanzar los 70 oCen verano. El grosor de la capa de drenaje, el sustrato y las plantas también aísla acústicamente. La cubierta gana en masa y, por tanto, es más aislante del sonido.
De este modo, las cubiertas verdes aumentan la vida útil del edificio y se convierten en espacios de oportunidad que, gracias a la vegetación, crean procesos naturales diversos aprovechando los recursos naturales, como el agua y la energía del sol. Espacios que contribuyen a la adaptación de las ciudades al cambio climático que estamos viviendo.
Una visión sobre las azoteas de Barcelona © Foto: Aina Gatnau
Compatibilidad entre cubierta verde y producción de energía
La compatibilidad entre sistemas, cubierta verde y placas solares, se hace evidente en el momento en que puede afirmarse que las placas solares mejoran su rendimiento cuando están instaladas sobre una cubierta verde. Las placas solares disminuyen su rendimiento a partir de los 25 oC,y la vegetación ayuda a disminuir la temperatura de la cubierta. Por tanto, sobre todo en los meses más calurosos, la vegetación influye directamente en disminuir el grado de temperatura y les ayudan a ser más eficientes.
Beneficios
Está demostrado que las cubiertas verdes aportan múltiples beneficios ambientales, sociales y económicos.
Ambientales: disminuyen el efecto isla de calor, gracias a los procesos de evapotranspiración que permiten humidificar y enfriar el ambiente. También son capaces de captar, absorber y filtrar las partículas contaminantes en suspensión, atenuar los efectos de las lluvias torrenciales en canalizaciones y bajantes y almacenar el agua de lluvia para poder reutilizarla. Favorecen los procesos naturales de creación de nuevos hábitats y amortiguan los niveles de ruido.
Sociales: incrementan los espacios de ocio y potencian las actividades entre vecinos, como puede ser la creación de huertos urbanos. También mejoran la salud física y mental y aumentan la sensación de felicidad y la calidad de las relaciones sociales, haciéndonos más amables y comunitarios.
Económicos: aumentan la vida útil de los edificios, ya que aportan mayor protección a los posibles daños mecánicos, a la radiación ultravioleta y a las temperaturas extremas. Ayudan a aumentar su eficiencia energética, reducen el gasto de agua hasta el 50 %, almacenando y recuperando el agua de lluvia a través del ciclo natural de evaporación. Y aumentan la eficiencia de las placas solares y el valor del propio edificio.
Por tanto, las cubiertas verdes son un buen ejemplo de diseño urbano multifuncional. Espacios de oportunidad cerca del ciudadano.
Las cubiertas verdes alargan la vida útil de los edificios, ya que aportan mayor protección a los posibles daños mecánicos, a la radiación ultravioleta y a las temperaturas extremas
El ejemplo de Barcelona
En Barcelona, y según datos facilitados por el Ayuntamiento, el 67 % de las azoteas son cubiertas planas y generalmente accesibles (1.764,4 ha). Estos techos inutilizados podrían formar parte de la infraestructura verde de la ciudad ayudando a fortalecerla en una infraestructura ecológicamente más compleja y resiliente. Así, el 20 % de las cubiertas barcelonesas presentan características óptimas para su aprovechamiento solar, con una producción de agua caliente o electricidad que ronda los 400.000 MWh/año.
Incentivos y ayudas
Desde octubre de 2014 hasta el día de hoy, la ciudad de Barcelona promueve iniciativas y ofrece incentivos y ayudas para la rehabilitación y renaturalización de las cubiertas, las azoteas y los patios de luces de la ciudad, con medidas de gobierno y concursos públicos. Sin duda son iniciativas en favor de mejorar la calidad de vida de las personas, construyendo una ciudad más habitable, más saludable, más sostenible y autosuficiente.
Otros países
Otros países, como Estados Unidos, disponen de 4 programas para impulsar cubiertas verdes: el Cool and Green Roofing en Nueva York, el Ecoroof Program en Portland, el Green Roof en Chicago y el Green Factor en Seatle. En Europa, Alemania fue el primer país en apostar por las cubiertas verdes, y actualmente es el país con más metros cuadrados instalados. Francia dispone de una ley que obliga a que las nuevas cubiertas verdes estén ocupadas parcialmente por placas solares y vegetación. Por último, hay que decir que Copenhague fue la primera ciudad en crear una legislación municipal para proporcionar cubiertas verdes. Y encontramos otros ejemplos en Múnich, Basilea, Róterdam y Londres, entre otros.
Cubierta que combina vegetación y placas solares en Alemania (c) Foto: Zirco
Cómo funciona técnicamente
Sistema multicapa
Técnicamente, una cubierta verde es un sistema formado por varias capas que se comportan como lo harían los distintos horizontes de un suelo natural. Cada capa cumple una función: retención, acumulación y drenaje del agua de lluvia, sostén y oxigenación de las raíces, y riego para las especies vegetales que incorpora el sistema. Cuando el sistema (drenaje, sustrato y riego) se encuentra en equilibrio, las plantas se muestran en sus mejores condiciones de arraigo y desarrollo, haciendo que sean un mayor reclamo para la fauna.
Las cubiertas verdes crean ecosistemas que fomentan la biodiversidad © Foto: Eix Verd
Las cubiertas verdes pueden variar en los grosores de drenaje y de sustrato en función de las especies vegetales que deban contener, reservando los grosores más escasos, de 10 a 15 cm de sustrato, para las plantas crasas y suculentas como los Sedum, pero también para en las plantas bulbosas y vivaces o las gramíneas y herbáceas, que pueden formar algunos prados. Los grosores de sustrato que van desde los 30 a los 60 cm o más quedarían reservados para la vegetación de raíces más profundas como, las arbustivas y los árboles.
Los sustratos que se utilizan para las cubiertas vegetales son sustratos aligerados pensados para evitar sobrecargas. Cabe destacar la importancia de este suelo, que permite obtener el grado de porosidad y nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas y que, al mismo tiempo, se convierte en un gran contenedor de organismos vivos que forman parte del sistema. Técnicamente está formado por una fracción inorgánica aligerada que le aporta estructura y una fracción orgánica que le aporta porosidad y nutrientes.
Clasificación de las cubiertas verdes
Según la tipología de uso, el tipo de vegetación y el mantenimiento, las cubiertas verdes se han clasificado en extensivas, semiintensivas e intensivas. Las cubiertas verdes extensivas se refieren al acabado vegetal extensivo, mientras que las cubiertas intensivas están pensadas principalmente para el uso recreativo y aportan beneficios similares a los que aporta un pequeño parque urbano o un jardín privado.
Mantenimiento
En cuanto al mantenimiento, las cubiertas extensivas se mantienen de forma autosostenible una vez pasado el período de implantación de la vegetación en el sustrato. Por el contrario, las cubiertas semiintensivas e intensivas requerirán grados de mantenimiento algo más elevados. Sin embargo, siendo muy rigurosos con la selección de las especies vegetales y las composiciones y combinaciones según los condicionantes de cada cubierta, se puede reducir mucho su grado de mantenimiento.
En el momento de diseñar una cubierta deberemos tener muy en cuenta su exposición solar, las precipitaciones anuales y, sobre todo, la exposición al viento. El viento deshidrata fuertemente las plantas, y si a este hecho le sumamos las altas radiaciones solares que en muchos casos deben soportar, las plantas se debilitan. Por tanto, vale la pena dedicar esfuerzos a mejorar las condiciones durante el diseño, y pensarlo atendiendo a todos los parámetros que las puedan desequilibrar.
Otro punto importante a destacar es la lucha integrada que actualmente se aplica a muchos parques y jardines, y que permite el control biológico de las plagas y enfermedades a través de lo que llamamos la fauna útil. Es decir, fauna capaz de depredar a los principales causantes de algunas plagas y que evitan tener que utilizar productos químicos.
Si hacemos referencia al riego, como ya se ha mencionado anteriormente, las cubiertas verdes extensivas no requieren un riego continuado a lo largo del año. Con un soporte de riego durante los meses de implantación y puntualmente en los meses más calurosos del año, la cubierta extensiva es capaz de cubrir las necesidades hídricas anuales. Este soporte de riego puede aportarse manualmente, pero una instalación de riego, como puede ser el goteo, será una opción más eficiente.
Las cubiertas semiintensivas e intensivas tendrán que dotarse de un riego por goteo moderado pero permanente. Hoy en día, los sistemas de riego se pueden sofisticar tanto como se desee a través de programas que permiten obtener datos en tiempo real de todos los parámetros que influyen en la dotación de agua. Esta tecnología permite ser más eficientes en el uso del agua y aportar toda la información para un mantenimiento predictivo y preventivo.
En cuanto al abonado, las cubiertas verdes pueden disponer de compostadoras de materia orgánica. Estos contenedores permiten obtener el abono necesario para las plantas de la cubierta y reducen la cantidad de materia orgánica a gestionar en la ciudad.
En el momento de diseñar una cubierta deberemos tener muy en cuenta su exposición solar, las precipitaciones anuales y, sobre todo, la exposición al viento
El tipo de cubierta determinará el plan de mantenimiento © Foto: Eix Verd
Costes
Si hablamos de costes, las cubiertas verdes pueden variar mucho dependiendo del sistema vegetal implantado. Una cubierta extensiva o semiintensiva siempre será más económica que una cubierta intensiva, puesto que el tamaño de la cubierta, el estado de conservación, la estructura y el mantenimiento influyen directamente en el coste.
Por tanto, es necesario que empecemos a entender las cubiertas verdes dentro de una estructura global, es decir dentro del ecosistema de la propia ciudad, a través de la infraestructura verde. Cuanta más biodiversidad tengan las ciudades, más ricas serán biológicamente y, por tanto, más capaces de adaptarse a los cambios. La adaptación al entorno, la sostenibilidad, la ecología y la biodiversidad son clave para su estabilidad y subsistencia.
A medida que aumenta la infraestructura verde, el propio ecosistema de la ciudad se fortalece, generando un entorno con especies más resilientes frente a los fenómenos externos. Por tanto, las cubiertas verdes se convierten en un reto importante y motivador a favor de la evolución.
Naturalizar la ciudad
Entrevista a Dolors Feu Jordana, arquitecta paisajista e ingeniera técnica agrícola
Carles Cartañá / Foto: Natsumi Tanaka
Al lado de un muro Krainer en el proyecto del Camino del Bosque en el Papiol
Dolors Feu Jordana es arquitecta paisajista e ingeniera técnica agrícola. En los últimos años ha participado en proyectos muy interesantes, como la nueva sede de Médicos Sin Fronteras en Barcelona, la escuela Baldiri i Reixac en el Park Güell, el Camino del Bosque en el cementerio de Roques Blanques en el Papiol o el Casal para Jóvenes L@ Cova en Bigues i Riells del Fai, todos ellos trabajos en los que el verde adquiere una importancia capital y que han sido galardonados o bien han quedado finalistas en las últimas ediciones de los Premis Catalunya Construcció que organiza el CAATEEB.
El carácter multidisciplinar de los despachos responsables de estos proyectos ha sido una de las características más valoradas por los diferentes jurados, en este caso Batlle & Roig Arquitectura y Aquidos Arquitectes, Tècnics i Gestió. Desde L’INFORMATIU hemos querido conocer un poco más una especialización profesional tan necesaria para el futuro de nuestras ciudades.
“No se trata solo de embellecer un proyecto arquitectónico ya hecho, sino de hacer funcionar el edificio de una manera diferente”.
¿Qué es el paisajismo?
A los paisajistas nos inquietan los ecosistemas, la biodiversidad, el medio ambiente en general. Los edificios, las urbanizaciones e infraestructuras, entre otras construcciones, generan heridas sobre los paisajes preexistentes, y si estos paisajes no son suficientemente resilientes, el impacto puede ser una amenaza para el entorno. El trabajo del paisajista actual se centra en buscar nuevas estrategias de actuación para una construcción más respetuosa con el medio, con diseños que se integren con el entorno más inmediato y generen nuevos paisajes de mayor riqueza.
Trabajamos para adaptar los espacios a las personas y que puedan disfrutar de ellos, pero, sobre todo, trabajamos en favor de la biodiversidad, la fauna y la protección del medio. Tenemos un compromiso con la problemática ambiental que estamos viviendo, y es necesario que lo tengamos presente en cada proyecto que hacemos.
¿Dónde comienza su trabajo?
Los buenos clientes nos hacen participar desde el inicio, ya en la fase de diseño. Otros te dan el proyecto ya realizado y te piden que añadas la vegetación. Y es que, para muchos, el paisajismo es el embellecimiento final de la arquitectura, mientras que para nosotros es más, y comprende materias como la edafología, o estudio de los suelos en los que se ubica el proyecto. A veces lo que te piden ya no se puede hacer porque no se ha previsto antes o bien porque parte del desconocimiento de las técnicas o condiciones del lugar: características y orientación del terreno, climatología, ubicación geográfica, el agua… Un proyecto funciona y es más perdurable si previamente se han tenido en cuenta todas estas variables.
¿Cuál es tu formación de base?
Soy ingeniera técnica agrícola y arquitecta paisajista, titulaciones que conforman un grado superior donde se aprenden técnicas de agricultura, botánica, ecología, hidráulica, riego, etc. Una formación necesaria si tienes que hacer arquitectura del paisaje.
Como ocurre con otros perfiles profesionales, a menudo trabajáis en la sombra…
Si yo hubiera sido de otra manera, quizá me afectaría, pero me gusta mucho trabajar y me gusta mi trabajo. Supongo que como pasa en otros, cuesta que crean en nuestra profesión. El paisajista es una figura relativamente nueva, y es difícil saber de entrada cuál es su papel en una obra, en las diferentes fases de proyecto, diseño del espacio y ejecución. En realidad, contiene una parte de las funciones del arquitecto (proyecto) y del aparejador (dirección de la ejecución).
Y sí, es bastante habitual que nos digan: aquí está el proyecto, ahora ponnos la vegetación.
¿Alguna obra que nos quisieras destacar?
La Escuela Baldiri Reixac del Park Güell, transformar el patio de una escuela y que los niños y las niñas salgan a disfrutar… ¡y a aprender! hay una parte pedagógica importante detrás. Ya no es un patio de cemento, sino un biotopo, un pulmón verde con piezas que favorecen la biodiversidad y con presencia de insectos y pájaros. Está bien que la escuela apueste por ello.
El espacio L@Cova de Bigues i Riells del Fai, también para los jóvenes, una propuesta del Ayuntamiento en la que el despacho Aquidos ha aplicado sus signos de identidad con un edificio bioclimático rodeado de verde, con el sol, las sombras, la luz del invierno, y que al mismo tiempo es una cueva.
El Camino del Bosque en el cementerio de Roques Blanques, de Batlle i Roig, un proyecto de bioingeniería en el que aplicamos el entramado de madera, el muro Krainer (el mismo que se utiliza para contener los cauces de los ríos ), como muro en el que depositar las cenizas de los difuntos.
El proyecto del Outlet de Viladecans, también con Batlle i Roig Arquitectura, en el que se proyectó todo un sistema de recogida y drenaje sostenible que libera completamente al alcantarillado del agua de lluvia, haciendo que las plantas la aprovechen y se beneficien de ella, creando mucha riqueza. Un gran proyecto a favor de la mejora en el uso del agua.
“Me gusta pensar no tanto en una imagen de jardín, sino más de tipo agrícola-forestal, que permita un cierto abandono…”
¿Era ésta tu vocación?
Al principio dudaba entre la viticultura y la enología o el paisajismo y las ciencias naturales aplicadas a la arquitectura. Nací en Solsona, y de pequeña, cuando venía a Barcelona, ya me llamaba mucho la atención la vegetación tan diferente a la de mi tierra, la ciudad me parecía extremadamente dura. Era una niña, y aunque la mayoría de las calles ya tenían árboles a cada lado (lo que no pasaba en mi pequeña ciudad ), ¡a mí me parecían carreteras! Supongo que sí, ya lo llevaba en mí.
De hecho, creía que me quedaría poco tiempo viviendo aquí, pero me gusta pensar que todavía queda mucho por hacer. Con el tiempo, esta ciudad debe poder parecerse más a la ciudad verde que tengo en la cabeza.
Pero también hay proyectos con verde que no funcionan…
Tienen que ser las especies vegetales adecuadas, tierra vegetal, elegir el sistema de riego… y también hay sitios complicados. Las plantas no están pensadas para vivir colgando, sino en horizontal, ¡si hacemos excepción de las plantas trepadoras!
Y a veces queremos poner verde donde no hay debería de haberlo… hay que buscar un equilibrio, ver de dónde se parte y qué se puede conseguir, ¡apostando, eso sí, por una naturalización de máximos!
¿Y el problema del mantenimiento?
Insisto en que es importante elegir el sistema de riego adecuado. A veces elegimos el verde y después encargamos aparte el proyecto de riego, y así no funciona. Y también hay especies que no necesitan riego.
Pero, respondiendo a tu pregunta, está claro que es necesario un mantenimiento y deben destinarse recursos para ello. Sin embargo, a mí me gusta pensar no tanto en una imagen de jardín, sino más de tipo agrícola-forestal, que permita un cierto abandono…
Claro, como en los bosques del Solsonès.
Para saber más
Los profesionales interesados encontrarán interesantes reportajes, artículos y vídeos publicados en la Agenda de la Construcción Sostenible (ACS) que edita el Área Técnica del CAATEEB.
Infraestructura verde en el entorno urbano
La «infraestructura verde urbana» constituye todo un conjunto de elementos que permiten integrar vegetación en el entorno urbano. En los últimos años, a los elementos tradicionales de jardinería, como los parques urbanos, parterres y arbolado de alineación, se les han añadido aquellos sistemas constructivos que hacen posible la integración de vegetación en la envolvente de los edificios.
Biodiversidad urbana
La naturalización de las ciudades pretende favorecer la biodiversidad de la estructura urbana, y debe ser una herramienta de gobernanza verde urbana. Para llevarlo a cabo se siguen estrategias que dan lugar a ciudades naturalizadas, donde los habitantes cohabitan con la biodiversidad y pueden beneficiarse de los servicios que presta el ecosistema y de los efectos directos en su bienestar y calidad de vida.
Infraestructura de recarga de vehículos eléctricos
El vehículo eléctrico requiere una infraestructura de recarga fiable y de fácil acceso. Una parte de esta infraestructura estará en los edificios, por tanto, es importante conocer las diferentes opciones para poner a disposición de los usuarios los puntos de recarga.