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Ampliación de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona

En el mes de noviembre de 2016 culminaron las obras de ampliación de la Facultad de Derecho de la Universidad…

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En el mes de noviembre de 2016 culminaron las obras de ampliación de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona. El edificio original es de 1958 y es una joya de la arquitectura racionalista proyectada por los arquitectos Guillermo Giráldez, Pedro López Íñigo y Xavier Subías, y con Manuel Abad y Ricard Fayos como aparejadores, galardonada con el primer Premio FAD. El edificio, con el paso de los años, se había ido quedando pequeño por lo que, en el año 1982, el Colegio Mayor (edificio Ilerdense) pasó a formar parte de la facultad. En 1996, el incremento de alumnos obligó a construir un tercer edificio, el Tomás y Valiente.

FICHA TÉCNICA

Nombre de la obra: Ampliación Facultad de Derecho de la UB.
Ubicación: Av. Diagonal, 684 de Barcelona.
Promotor: Universidad de Barcelona.
Autores del Proyecto: proyecto base: Sòria-Quintana/Lacomba-Setoain; proyecto definitivo: Jordi Marcè Arquitectes.
Colaboradores: proyecto base: Àngel Obiol (estructuras), Arc Enginyeria (instalaciones) y Atimcat 95 (mediciones); proyecto definitivo: Think enginyeria (estructuras) y Acciona (estructura metálica).
Director de la obra: Jordi Marcè.
Director de ejecución: Miquel Griera.
Coordinador de seguridad y salud: José F. Berrocal.
Constructor: Acciona-Sorigué.
Jefe de obra/Oficina Técnica: Antoni Subirada/Beatriz Herrero.
Fecha de finalización de la obra: noviembre de 2016.
Principales industriales: Benjumea, Excavacions i Construccions JICS, Sondeos y Anclajes, Promsa, Encofrados Castell, Estructuras Arqué, VSL, Construcción System, Garcia Faura, Schüco, Alainsa, Grupo Iraco, Plasfoc, Guix Manresa, ATV, Ferreti, Schindler, Madema, Wood&Bois, Jorma, Imesa, Luque Construmetal, Apintesa, Jardinería Ambitec, Doctor Árbol, Jardinería Moix, Labocat, Atisae, Prevenova.

Un velo blanco y radiante

Concurso de ideas y anteproyecto

En 2001 se convocó un concurso de ideas para construir un nuevo edificio para seguir avanzando en la mejora de la calidad y responder a las nuevas necesidades docentes. El equipamiento dará servicio a 7.000 estudiantes de los 5 grados que imparte la facultad, además de los másteres. También se ubicarán allí las instalaciones de interconexión energética del conjunto de la facultad para poder dar servicio en el futuro. Así pues, se suprimirán los aparatos de los aires acondicionados, chimeneas, canalizaciones, etc., que se habían ido incorporando a lo largo de los años al edificio original y que habían desvirtuado su esencia. Este proyecto era, por lo tanto, un reto para los arquitectos, que debían hacer encajar una nueva construcción de 16.000 m2 junto a un edificio de unos 11.600 m2 que forma parte del patrimonio arquitectónico, histórico y artístico de la ciudad.

La propuesta ganadora de los arquitectos Enric Sòria y Juan Ignacio Quintana, formando equipo con el despacho de Neus Lacomba y Víctor Setoain, fue la elegida por su voluntad de acompañar la obra maestra sin competir ni mimetizarse con ella. El equipo redactó el anteproyecto, así como el proyecto básico y el ejecutivo, base de la primera fase de la ampliación de la Facultad de Derecho en el Campus Diagonal (Portal del Conocimiento) de Barcelona. El último documento se convirtió en la base de licitación de la UB, tanto por el proyecto ejecutivo definitivo como para la ejecución de la obra.

Proyecto ejecutivo y dirección de obra

Las empresas Acciona y Sorigué fueron las adjudicatarias del contrato, y en la práctica han financiado las obras a través de la Societat Ampliació de la Facultat de Dret, S.A. Este tipo de colaboraciones público-privadas habían desaparecido en Cataluña y eran difíciles de ver en el ámbito universitario, pero dados los recortes del Gobierno en la construcción de equipamientos, la institución se vio obligada a optar por esta solución. Así, la propiedad ha empezado a pagar una vez finalizadas las obras, y el importe se abonará de manera semestral en los próximos diez años.

El despacho de Jordi Marcé Arquitectes se ha encargado de materializar el proyecto ganador del concurso de 2001 y ha contado con el visto bueno de los arquitectos de la UB Jordi Puig y Andrés Lezcano.
El nuevo edificio se despliega en perpendicular a la avenida Diagonal, en el lado oeste de la parcela de 36.212 m2. El frente, en toda su longitud, da a la calle Pere Duran Farell. Está formado por cuatro bloques de planta baja más cuatro y dos sótanos. El conjunto dispone de 47 aulas, 176 despachos, 33 nuevas plazas de aparcamiento y varios espacios técnicos y de almacén.

Imagen de la nueva facultad de derecho

La estructura vertical está formada por pilares y techos reticulares de hormigón armado.

Desde la avenida Diagonal, los tres primeros bloques están destinados a la administración y a los departamentos. En la planta baja y en el sótano 1 hay salas de profesores externos, una zona de reunión de alumnos y algunas aulas pequeñas. Estos tres bloques conectan entre sí y a través de todas las plantas por medio de una pasarela. Cada bloque tiene su núcleo central de comunicaciones verticales, aunque los ascensores se concentran únicamente en el bloque 1, más cercano a la Diagonal. El cuarto bloque, el más grande, es el aulario. Dispone de dos núcleos de comunicaciones verticales y ascensores. En la cubierta se encuentra la planta técnica, donde se concentran los equipos y máquinas exteriores de las instalaciones, que acabarán sirviendo a todo el campus. La conexión de este bloque con el resto se lleva a cabo por la planta baja y el sótano 1.

Mapa de la facultadEstos cuatro bloques están separados por patios, siguiendo el trazado de los que ya había en el edificio original de 1958. La construcción original consta de tres cuerpos: el de las aulas, de dos niveles, que se organiza mediante un vestíbulo y patios interiores; el de seminarios, que aparece perpendicular a la Diagonal y es el más alto, de planta baja y cuatro; y un tercer cuerpo que tiene la misma altura que el primero y engloba la administración, la biblioteca y el aula magna.
El elemento más singular de esta ampliación es el voladizo del bloque del acceso principal (bloque 1). Sus alineaciones están vinculadas al edificio preexistente. Por un lado, las dos primeras plantas retiradas están en la misma línea que el cuerpo bajo del edificio principal y, por el otro, las tres plantas que se adelantan en forma de voladizo están en el mismo plano que el volumen más alto de la antigua facultad. La conexión formal entre ambas edificaciones se hace evidente de forma más nítida a medida que nos aproximamos al edificio, especialmente si lo hacemos desde el vértice suroeste. Este gran volumen blanco actúa como un paspartú del primer Premio FAD. En cambio, si la observamos frontalmente, desde el otro lado de la Diagonal, esta relación no se percibe. Para la nueva ampliación se quiso mantener el pavimento de piedra de la plaza existente, que se tuvo que encargar expresamente con el mismo formato de 50×50 cm que ya no se fabricaba. Fue una decisión muy acertada para dar continuidad visual a todo el conjunto.

Sistema constructivo

Voladizo
El voladizo está revestido con falso techo de panel composite.

En todo momento, el nuevo edificio busca la neutralidad. Se trata de cuatro cajas blancas de líneas muy depuradas. Hay un gran rigor geométrico que se hace patente en las fachadas de muro cortina. Son de tipo parrilla (stick) serie FW50+SG, de Schüco, formado por dobles montantes y travesaños que definen un módulo base de 120 cm, constituido por 90 cm de vacío (acristalamiento) y 30 cm de lleno (panel opaco), que se va repitiendo a lo largo del edificio. El acristalamiento está formado por vidrio laminar en la cara interior, capa de control solar y baja emisividad, cámara de aire de 20 mm y vidrio exterior templado y serigrafiado con círculos opacos de color blanco. Este cristal exterior pasa a ser laminado donde hay riesgo de impacto desde el exterior. El muro cortina combina el vidrio con zonas ciegas con panel composite que tienen aislamiento exterior, ventanas practicables y puertas de una y dos hojas de apertura exterior. El voladizo está revestido con falso techo de panel composite, siguiendo la retícula de fachada que busca siempre la continuidad en la piel de todo el edificio.

La estructura vertical está formada por pilares y forjados reticulares de hormigón armado, uno de los cambios respecto al proyecto original de Enric Sòria, Juan Ignacio Quintana, Nieves Lacomba y Víctor Setoain, en el que la estructura era metálica. En el perímetro del edificio, el techo hace un esconce para conseguir una sección reducida del canto del forjado y, de este modo, no alterar visualmente la modulación vacío-lleno de la fachada del proyecto básico. La estructura metálica se ha mantenido en el volumen de tres plantas en voladizo del cuerpo sur. La luz del voladizo es de 11 m, de los que solo vemos 9 m, ya que los pilares quedan apartados del plano de fachada para seguir la alineación del porche del edificio adyacente. Se ha ajustado al máximo el cálculo de la sección de estos pilares de hormigón junto a la fachada para ser fieles al diseño original de la estructura metálica.
Desde el punto de vista técnico, este voladizo genera un momento flector que se transmite a los muros del núcleo rígido del bloque 1 mediante forjados postesados. El nivel y cuantías de armado de estos muros era tal que, a pesar de disponer de barras con varias capas, no era posible un correcto vibrado del hormigón. Por este motivo, se empleó un hormigón autocompactante de alta resistencia y con la suficiente fluidez para una correcta puesta en obra. Se utilizó un sistema topográfico de seguimiento y control de flecha en la punta del voladizo a medida que se iban incorporando cargas (forjado colaborante, pavimento de terrazo, muro cortina y gravas en cubierta) y, al final, flechar 2 cm, según lo que ya estaba previsto.

Sistema centralizadoLas instalaciones

El sistema de control de las instalaciones es centralizado y permite su gestión sin la necesidad permanente de personas. Están agrupadas en tres zonas:

Zona 1
En la planta sótano 1 encontramos una galería que atraviesa longitudinalmente todo el edificio de punta a punta, ventilada a través de los patios de los bloques 1, 2 y 3.
Zona 2
También en la planta sótano 1, en el bloque 4, están los equipos hidráulicos, grupos de bombas, etc.
Zona 3
En la cubierta del bloque 4 se sitúan todas las máquinas exteriores que corresponden a la primera fase de ampliación, y se reserva espacio para la segunda fase, que dará servicio al resto del Campus. Por este motivo, y para atender a las necesidades del nuevo edificio, se tuvo que construir una estación transformadora anexa al edificio de la ampliación en la parte alta del solar. Este tema fue objeto de debate.
La constructora, para ajustar costes y acelerar el proceso de obra, prefería hacerla de superficie, pero la DF, con Miquel Griera, arquitecto técnico de Jordi Marcé arquitectos –director de ejecución–, aportó e hizo prevalecer los argumentos necesarios para que la ET se ejecutara soterrada, ya que en esta zona del solar nos encontramos en la parte posterior de la Finca Güell. Se trata de un palacete que encargó Eusebi Güell al arquitecto Joan Martorell i Montells, uno de los maestros de Antoni Gaudí, que en 1884 recibe el encargo de reforma de la casa y la construcción de los pabellones de acceso y el muro de cierre, propiedad de la UB desde 1950, cuyo uso fue cedido al Ayuntamiento de Barcelona en 2014 a cambio de una compensación económica anual. Por este motivo, una ET superficial hubiera sido un gran error, ya que hubiera hecho deslucir un monumento histórico-artístico de gran valor.

La compartimentación interior del edificio es de obra de fábrica en los núcleos de comunicaciones, y en el resto es de cierres de entramado metálico y yeso laminado. El cielo raso es continuo en las zonas administrativas, y acústico y registrable en las zonas de aulas y en los pasillos, para facilitar la supervisión y el mantenimiento de las instalaciones. Una vez finalizada la obra, ha sido necesario incorporar extradosados ​​acústicos en las paredes de las aulas a fin de resolver los problemas de reverberación de sonido que se detectaron.
El pavimento de todo el edificio es de terrazo negro, lo que crea un contraste extremo con el blanco del edificio. En cambio, en la obra de 1958, el blanco y el negro también están presentes, pero modulados por la escala de grises. En este sentido, se establece un diálogo entre los dos edificios, ya que uno es el complemento o también la antítesis del otro: así, en el edificio antiguo la estructura es de color gris, y en el nuevo, de color blanco; las carpinterías del primero son de acero negro mientras que las del segundo son de aluminio blanco.
Con la voluntad de preservar el sabor minimalista del proyecto, las cubiertas invertidas e impermeabilizadas con membrana proyectada de poliuretano fueron acabadas con gravas. Se evitaron los cuerpos salientes en cubierta. Los tragaluces son casi imperceptibles; sus aberturas iluminan los núcleos de escalera y se accede a ellos por escaleras de gato. Estaba planteado prescindir de goterones en el coronamiento del edificio, aunque finalmente se optó por su mínima expresión para evitar las huellas de los regueros de lluvia en la fachada, que alterarían su estética.

Aparcamiento y cambio de vial

El aparcamiento situado en el sótano 2 de este nuevo edificio plantea un acceso rodado a través de una rampa que conecta con el aparcamiento existente del edificio Tomás y Valiente, al que se accedía por la calle Pere Duran Farell, zona donde ahora se sitúa la nueva edificación. Como el aparcamiento existente no podía dejar de estar operativo, antes de eliminar el acceso original se tuvo que hacer uno nuevo, por la Avenida de Pedralbes, en el extremo opuesto. El nuevo aparcamiento dispone de 33 plazas de coche (más 36 de moto) de uso privado, que se suman a las 66 plazas del aparcamiento existente, para conseguir una suma final de 99 plazas de coche. Los muros pantalla de hormigón armado del nuevo aparcamiento se han cuidado mucho, y están acabados con trasdosado mixto de bloque de mortero en la base y yeso laminado en la parte alta, cámara bufa, canalización por el interior y ventilación.

Trasplante

Se realizó el trasplante del cedro, con el sistema patentado treeplatform, a cargo de Doctor Árbol, especialistas en este tipo de intervenciones, con gran éxito de supervivencia. Se aisló un cepellón que, junto con el cedro, pesaba cerca de 50 t, que se levantó y se movió con una grúa de gran tonelaje. Hoy, podemos constatar que el cedro se ha adaptado satisfactoriamente a su nueva ubicación.

La luz, protagonista

La luz es la gran protagonista del edificio

Todas las aulas y despachos tienen luz natural. La luz es la gran protagonista del edificio e invade todos sus rincones, incluso los aseos. Las aulas del sótano 1 reciben luz de los tres patios ingleses con acabado de grava blanca; su austeridad y aridez contrasta con la vegetación más rica de los patios del edificio principal, aunque se podrían haber colocado algunas jardineras para romper con la asepsia del edificio. El edificio, de día, es un enorme tamiz que filtra la luz de lado a lado, es como un delicado velo blanco que hace de telón de fondo del edificio original de 1958. En cambio, por la noche, sus cuatro volúmenes escalonados lucen como una luciérnaga.

Sistema fast-track

La obra principal, una vez resueltos los trabajos previos, se realizó en solo 12 meses, pese a su complejidad.

Esto fue posible aplicando criterios de sistema fast-track, donde los ajustes en el diseño del proyecto y la ejecución de la obra se realizaban de manera solapada, superponiendo actividades y obteniendo, de este modo, una reducción de tiempos de ejecución. Podemos hacer un paralelismo con el edificio principal de 1958, que se hizo a toda prisa en un año por la necesidad de ubicar los estudios de Derecho de la UB cuando los estudiantes ya no cabían en el edificio de la plaza Universidad.
Este resultó ser la ópera prima de unos jóvenes arquitectos que planteaban una nueva forma de construir que no tenía nada que ver con los edificios de otras facultades. El edificio de la Facultad de Derecho se considera uno de los ejemplos del cambio en la arquitectura pública en Barcelona tras la Guerra Civil. Fue un edificio racionalista y funcionalista, con lenguaje cercano a Mies van der Rohe y a los principios de De Stijl, en un país que tenía muy poca disponibilidad técnica. Los autores definieron el proyecto y todos sus aspectos más técnicos. Necesitaron 80 planos para definir todos los detalles. Hoy parecen pocos, pero para la época eran muchos. Supuso una nueva manera de trabajar de los arquitectos.
En sus propias palabras “el primer cometido del arquitecto es «ser útil», y ante los problemas que se presentan en la construcción solo es posible ser útil siendo técnico (…) Hay que intentar construir una casa como se construye un reloj”.

Dirección de ejecución

Miquel Griera, encargado de la dirección de ejecución y del control de calidad, ha seguido el mismo espíritu de utilidad y técnica de los primeros arquitectos.
Así pues, asumió el cambio estructural de la obra, e hiló muy fino en el replanteo para que el resultado final no se viera afectado, veló por la correcta planimetría y alineación de la conexión entre el voladizo y el cuerpo principal del bloque 1, valoró alternativas de sistemas constructivos y materiales para atender a los condicionantes de tiempo y presupuesto, etc. El compromiso de este arquitecto técnico con la profesión y su respeto absoluto por la calidad y el trabajo bien hecho han llevado esta obra a ser finalista de los Premios Cataluña Construcción 2017 en la categoría de Dirección de la Ejecución de la obra.

Conclusiones

Miquel Griera con Jordi Marcè y los arquitectos de la UB, juntamente con la redactora de este reportaje.
Miquel Griera con Jordi Marcè y los arquitectos de la UB, juntamente con la redactora de este reportaje.

El nuevo edificio transpira rigor de volúmenes y de estructura, e incluye la transparencia de las fachadas en la composición, como su antepasado. Acompaña, complementa y cierra el recinto de la Facultad de Derecho por su lado oeste. La falta de tectónica hace que lo percibamos como unos contenedores abstractos. No se distinguen las diferentes orientaciones en fachada; así, la fachada oeste longitudinal, al estar desnuda de cualquier tipo de protección, recibe una radiación muy difícil de controlar. Se confía exclusivamente en la efectividad del vidrio bajo emisivo y su factor de control solar. Por tanto, el termostato trabajaría más de lo que debería si se hubiera optado por soluciones como, por ejemplo, una doble piel, lamas, etc., que hubieran roto con esta pureza formal. Para modular la luz en las aulas y despachos se han incorporado estores manuales en cada ventana que no son los más adecuados para un edificio de uso docente, ya que su uso intensivo provocará que necesiten reparaciones frecuentes. En el acceso norte, por el bloque 4, encontramos una exigua repisa de vidrio que apenas cumple su función de cobijo. Por lo tanto, se ha sacrificado funcionalidad en favor de una estética minimalista.

El interior conserva el mismo criterio purista, y los alzados de los pasillos están muy bien dibujados. Las instalaciones están pensadas e integradas en el despiece de sus paneles. Las sensaciones desde dentro son diferentes a las de fuera. En el exterior perdemos la escala; es uniforme ya que lo que se pretende es acompañar al edificio existente. Una vez dentro, se pierde la orientación debido a la monotonía de espacios.

Falta un lugar representativo, solo hay una doble altura en planta baja que comunica el bloque 1, 2 y 3 con el 4 a través de una escalera de un solo tramo. Así, el acceso sur, precedido por el imponente voladizo y una doble puerta, da paso a un espacio reducido y funcional; en frente, los ascensores, y a la derecha, el largo pasillo desde el que se tiene siempre contacto visual con el edificio preexistente hasta llegar al bloque de las aulas. Esta ausencia de un acceso emblemático quizás se debe al hecho de querer dar protagonismo al vestíbulo de 1958. Este edificio siempre se mira en su vecino, y el diálogo entre ambos es constante. El paso exterior que se genera entre el uno y el otro no separa ni confunde, sino que unifica.

Hoy, este elegante edificio, apenas inaugurado, luce blanco y radiante. Habrá que esperar si el paso del tiempo lo trata tan bien como a su predecesor.

Evolución hacia la eficiencia energética de la piel de los edificios

Un proyecto de tan larga trayectoria –17 años desde el concurso de ideas original–, como lo es el de la ampliación de la Facultad de Derecho, seguro que da lugar a modificaciones por el camino, que muchas veces son resultado de imperativos económicos y mejoras o recortes que afloran durante el desarrollo del proceso.
La obra, finalmente, se ha podido ejecutar en un tiempo muy ajustado de un año por el sistema fast-track, es decir, por la vía más ágil posible de contratación por fases, desarrollando así los sistemas de acabados e instalaciones menos determinantes, a medida que el proyecto se iba acomodando a las necesidades y los recursos económicos disponibles. Se ha optado por una colaboración público-privada, en la que Ampliació de la Facultat de Dret ha ejercido como el promotor y Acciona-Sorigué como contratistas. Children’s Investment es el fondo de inversión que ha adelantado el dinero para poder sacar adelante una necesidad histórica de esta facultad que hacía mucho que tenía carencias de espacio físico.

Perfil de costes

El perfil de costes del estudio económico que se presenta en este reportaje no ha considerado el bloque de trabajos previos, centro de transformación, acometidas y servicios afectados, así como algunas partidas de los accesos exteriores, ni la urbanización, con el fin de centrar el análisis solo en la edificación y hacerlo así comparativo con otros ejemplos de uso y tipología similares.

Económicamente, el capítulo más importante y también el más comprometido con la imagen del edificio ha sido el de las fachadas, con un 31% del coste global. El proyectista ha dedicado muchos recursos a diseñar un cierre perdurable y climáticamente eficiente. Se trata de un muro cortina tipo parrilla (stick) de aluminio de alta calidad montado sobre carpintería, con doble junta de estanqueidad y sistemas de ventilación y drenaje independiente para cada módulo, que alterna cierre con vidrio fijo, con carpintería de aluminio de la misma calidad y paneles de composite con aislamiento incorporado. El vidrio exterior es templado e incluye una serigrafía al 50% de la superficie, un tratamiento para control de la emisividad producida por la radiación solar, cámara de 20 mm y laminar 4+4 mm para interior.

Si comparamos el edificio del 1958 y el de 2018, podremos entender muy bien cómo ha evolucionado a lo largo de estos 60 años la atención a la eficiencia energética de la piel de los edificios. En el interior encontraremos el mismo terrazo, tabiques cerámicos o de pladur, falsos techos de placas de dimensión más o menos similares, o de yeso laminado y unos acabados equivalentes. Pero si nos fijamos en la piel, aquí si que vemos un salto cuantitativo importantísimo: mientras que en 1958 la estructura metálica traspasaba la piel (puente térmico de manual), y la retícula quedaba rellena de piezas armadas acabadas con gres para el exterior, en 2018, en cambio, la complejidad en el sistema de cierre continuo y bien aislado con vidrios especiales, juntos de estanqueidad, ventilaciones, drenajes y una carpintería de aluminio de sección compleja nos explican el salto tecnológico que se ha producido en la industria de la construcción en 60 años. Se podría hacer un ejercicio muy interesante comparando las tres secciones principales de la fachada (en el corte por las aberturas) atendiendo a cuáles han sido las variaciones entre un modelo todavía de perfiles laminados (la patente Mondragón, supongo) y una carpintería Shuco que se aproxima a la tecnología de la automoción.
La misma necesidad se resuelve de forma muy diferente en pro de obtener un cierre eficiente energéticamente hablando. Con esto no queremos desmerecer en absoluto la calidad de aquel primer edificio de López Íñigo, Subías y Giráldez, que ya en aquel entonces presentaba soluciones muy innovadoras, como lo eran las placas de forjado aligerado tipo Durisol, los falsos techos de placas de yeso perforado para absorber el sonido y la calefacción dispuesta por debajo del pavimento a modo de suelo radiante, para ocultar los radiadores de fundición.
La compacidad de los cuatro bloques se compensa con la alternancia de tres patios que proporcionan luz natural a las cuatro fachadas y la gran superficie vidriada de este muro cortina que trata de que el espacio interior siempre esté conectado con el exterior. Es evidente que ese espacio magnífico y desmesurado del hall de la primera facultad hoy es impensable, sobre todo si vamos justos de presupuesto.

Inversión en instalaciones

La inversión en instalaciones es otro paquete económico importante (28,86%) en el que destaca, como casi siempre, el capítulo de ventilación y climatización. En este caso hay que decir que la implantación de nuevos equipos, ubicados en el cuarto bloque –el mayor de los cuatro– abarcará otros edificios del campus y permitirá tanto actualizar como renovar unas instalaciones que, durante años, han estado incorporando añadidos y soluciones parcialmente efectivas.

Con todos los condicionantes de la operación, ya sea por el largo proceso de desarrollo del proyecto, los agentes que han intervenido o por la dificultad en conseguir los recursos económicos, podemos afirmar que el resultado del coste por metro cuadrado ha sido muy afinado; 892 €/m2 es un buen resultado final. También parece adecuado haber puesto énfasis sobre lo que debe perdurar: fachadas y cubiertas; y haber dejado la parte interior con menos grado de compromiso, considerando que los usos en este tipo de equipamiento muchas veces se tienen que ir ajustando, con el paso del tiempo, a las necesidades del usuario.
Faltará por ver, en el plazo de 10 años, cuál es el precio final para la Administración; de momento el coste de la construcción y el mantenimiento durante este tiempo la asume el fondo de inversión The Children’s Investment Fund (TCI), uno de los fondos más agresivos y más rentables del panorama financiero mundial.

Gráfico de inversiones
Cuadro de las inversiones que han recibido cada sección

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