Han transcurrido ya dieciséis años de aquel 11 de septiembre que ocasionó una gran herida en el tejido de Manhattan y un punto de inflexión en la conciencia mundial. Efectivamente, un nuevo perfil de ciudad ya es una realidad, definiéndose la nueva identidad de la Zona Cero y convirtiéndola en un centro de peregrinaje y leitmotiv de variados recuerdos.