El edificio se encuentra situado en pleno centro urbano de Barcelona, con geometría irregular, y solapado sobre el túnel de los FGC. Su rehabilitación encaró el reto de proyectar un hotel de categoría en una edificación existente con una grave adversidad: las vibraciones que se producen por el paso del ferrocarril subterráneo.
Este pabellón, diseñado por Mies van der Rohe, se concibió para albergar la recepción oficial presidida por el rey Alfonso XII. Su huella en la ciudad y en la Arquitectura Moderna fueron decisivas porque ya desde los años 50 se intentara tramitar su reconstrucción. Se trataba de uno de los edificios admirados del Movimiento Moderno.
Han transcurrido ya dieciséis años de aquel 11 de septiembre que ocasionó una gran herida en el tejido de Manhattan y un punto de inflexión en la conciencia mundial. Efectivamente, un nuevo perfil de ciudad ya es una realidad, definiéndose la nueva identidad de la Zona Cero y convirtiéndola en un centro de peregrinaje y leitmotiv de variados recuerdos.