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Quantity Surveyor, un perfil profesional a la medida del aparejador

En una mesa redonda organizada por el área de Formación del Colegio, el presidente de la entidad, Jordi Gosalves, expresaba su plena confianza en la función emergente del aparejador como Quantity Surveyor. En nuestro país, el aparejador es una figura prácticamente desconocida, aunque en algunas empresas ya existen profesionales que cumplen con sus funciones, como los invitados a esta mesa redonda, pero sin que aparezca como tal en la tarjeta de visita.

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Si introducimos en el traductor de Google el término quantity surveyor (QS), lo traducirá por aparejador. Es así como se percibe internacionalmente este perfil profesional, arraigado desde hace algunas décadas en países de nuestro entorno, especialmente en los anglosajones y del norte de Europa, y que se podría definir, más o menos, como el profesional de los costes de la construcción. En nuestro país, sin embargo, es una figura prácticamente desconocida, aunque algunas empresas ya cuentan con profesionales que cumplen estas funciones pero sin que se refleje como tal en la tarjeta de visita. Ahora, en una situación que requiere ser más escrupulosos que nunca en el control y la gestión de los costes, y en la que se empieza a mirar con lupa la parte económica del proyecto, el CAATEEB considera que el aparejador y arquitecto técnico es el profesional más adecuado para desempeñar el papel de QS, y por ello prepara un curso de posgrado para formar a los primeros especialistas en la materia en Cataluña.

En una mesa redonda organizada a mediados de enero por el Área de Formación del Colegio, el presidente de la entidad, Jordi Gosalves, expresaba su plena confianza en esta función emergente del aparejador. Y lo hacía ante un grupo de profesionales que se dedican a ello desde hace años, como son Colin Finlayson, Jon Blasby, Étienne Borgos, Susana Collado y Josep Maria Forteza, además de la directora de Formación del CAATEEB, Teresa Pallàs .

La primera cuestión que se planteó está relacionada con el conocimiento. ¿Están preparados nuestros profesionales para ser QS? Colin Finlayson opina que los estudios actuales de los aparejadores todavía están enfocados principalmente a la fase de dirección y ejecución de obras. En cambio, para ser QS, “los estudios deben enfocarse a la fase de precontrato, antes incluso de que el diseño esté definido”. De igual manera opina Jon Blasby, ya que “si se habla de costes y de gestión del proyecto, las decisiones se deben tomar los primeros meses”. De todos modos, Gosalves matizó que “la formación del aparejador es, de entre los profesionales de la edificación, la que dedica más créditos a mediciones y costes, a pesar de las limitaciones”. Así, continuó, “somos los que destinamos más tiempo a estos temas, pero es un ámbito que siempre ha sido considerado en segundo plano, y se ha dado más relevancia a la obra”.

El Colegio, dispuesto a formar en un campo huérfano

Estas carencias justifican que el Colegio quiera completar la formación en un campo “hasta ahora huérfano” y que otras profesiones no han querido asumir.

Para ser un QS, es también importante “trabajar cuanto antes en equipo para conocer las necesidades y limitaciones del proyecto”, la inversión necesaria y los parámetros por metro cuadrado, según Borgos, quien recordó que ya desde las primeras reuniones de proyectos, en el estudio Foster + Partners se convocaba al QS para que participara. Esta manera de trabajar, añadió, está plenamente instaurada entre las multinacionales, habituadas a un mercado global donde “la competencia del control de costes es obligada y da coherencia a la inversión”. “Se debe controlar cada fase, y desde el principio”, afinando cada rango de precios, si es necesario, agregó Borgos. Por otra parte, este conocimiento detallado proporciona tranquilidad al equipo redactor, pero es una situación aún infrecuente en nuestro país. Por eso, hay que seguir insistiendo.

Sin embargo, la actual contención del sector juega a favor de que se implante, como explicaba Forteza: “La catarsis que se vive y que ha hecho temblar los esquemas de funcionamiento abre la oportunidad de resituarse estratégicamente y a ocupar este espacio con una denominación de prestigio internacional”. Forteza, que se ha especializado en control de costes, se queda maravillado cuando en reuniones de corporaciones internacionales su figura está muy valorada y es escuchada. En cambio, en reuniones de empresas españolas o catalanas, “ni nos invitaban a las reuniones, nos daban los planos a posteriori para que hiciéramos los cálculos”. En algunos casos, añadió Gosalves, la presencia de un profesional de los costes en una reunión con arquitectos se considera “un condicionante que coarta su creación arquitectónica”. En cambio, debería percibirse desde el punto de vista contrario, como un “aval a la fiabilidad del proyecto”, afirmó el arquitecto Borgos apelando al pragmatismo inglés: “Es lo mejor que puedes hacer para el cliente, amparar con datos lo que estás haciendo, que tenga un sentido”. A su juicio, la creciente inversión extranjera dará pie a integrar estas tareas ya en las fases previas del proyecto.

Precisamente el “predimensionado, lo que hay que valorar antes de que se materialice el proyecto en planos”, es una de las carencias de los estudiantes de arquitectura técnica, en opinión de Gosalves. A este déficit, Collado añade “la relación del predimensionado con la gestión de riesgos, la relación con la licitación…, todo está ligado, para que en el momento cero en que empiezas a asesorar ya pienses en los efectos que la contratación y la ejecución tendrán en el proyecto y en las decisiones que se deberán tomar durante todo su desarrollo”. Y si esta es una manera de trabajar asimilada por las multinacionales, que son las que ofrecen más posibilidades de trabajo a los QS, su tarea es también necesaria en proyectos pequeños y medianos, que son la gran mayoría en nuestro país. Lo corroboró Susana Collado, quien explicó que en Inglaterra también se recurre a esta figura para proyectos de promotores privados que, por ejemplo, se hacen una casa. “Tanto en proyectos de 500.000 euros como de 100 millones, la aportación del QS es valiosa, y con más razón en proyectos pequeños, donde una desviación se acusa más”, argumentó.

Es evidente, continuó Colin Finlayson, que un QS “brilla más en proyectos grandes porque es donde puede ofrecer más alternativas y se puede contratar de diferentes maneras”. Ahora bien, hay que recordar que el QS, además de ocuparse de los costes, de acuerdo con su definición más clásica, puede tener un papel muy importante como estratega y analista-gestor de riesgos, y su perfil se acerca mucho al del project manager. También, según Finlayson, debe saber negociar y revisar contratos y cláusulas, entender los riesgos del cliente… Otros valores que debe tener un buen QS, según Susana Collado, son la proactividad y saber optimizar los recursos de que se dispone. En este sentido, sus funciones se han ido ampliando. “Sus servicios estaban hace 50 años muy encuadrados, y no era llamado a la primera reunión, y aunque todavía hay arquitectos en el Reino Unido que no los incluyen en el primer encuentro, los clientes y equipos de diseño de proyectos exitosos, como Foster + Partners, incluso insisten en convocarlos”, explicó Blasby. En el debate se abordó también el fenómeno de las promotoras de viviendas que, por ejemplo, suelen repetir modelos de construcción. En estos casos, cuentan con profesionales, generalmente aparejadores, que se ocupan de estas funciones: son los jefes de estudio, los analistas de riesgos… Con otros nombres, hacen un papel comparable al del QS, apuntó el presidente del Colegio. Este tipo de empresas también podría nutrirse de las metodologías y formas de trabajar del QS.

Diferentes tipologías de Quantity Surveyor

De izquierda a derecha, los participantes en la mesa redonda: Teresa Pallàs, Jon Blasby, Colin Finlayson, Jordi Gosalves, Susana Collado, Josep Maria Forteza y Étienne Borgos. Fotos: WeStudio.

Por otra parte, se distinguió entre el professional QS, que es el que trabaja como consultor externo de un proyecto, y el contractor QS, que trabaja en el seno de una empresa constructora y hace el control de costes de sus activos, viabilidades o control de las amortizaciones. Además, algunos están especializados en reclamaciones y en actividades de mediación, o en preparación de concursos. “El QS ocupa unos cargos muy similares a los que aquí ocupan, en cargos intermedios, los aparejadores”, dijo Forteza. Toda la amalgama de títulos y cargos en la empresa podría clarificarse y simplificarse en el futuro gracias a un posgrado como el que prepara el Colegio, puntualizó la responsable de formación y colegiación, Teresa Pallàs. “Además, puede dar tranquilidad al cliente internacional”, añadió Étienne Borgos.

Los participantes consideran que los aparejadores son los profesionales más adecuados para ser QS. “Yo no dejaría que lo fuera un arquitecto, porque tenemos conocimientos pero el día a día de los precios lo conoce mejor el aparejador”, dijo con una sonrisa Borgos. Él mismo, arquitecto, considera fundamental “el conocimiento local y que vayamos de la mano en la discusión del contrato”.

De todos modos, todavía estamos lejos de otros países de nuestro entorno, y habrá que hacer mucha pedagogía para convencer a los clientes, sobre todo los locales, de que confíen en otro agente del sector, el QS, en sus proyectos. Sin embargo, Jon Blasby opina que el mercado para los QS es inmenso, y destaca tres nichos: “Por un lado, los países extranjeros, por otro, los inversores extranjeros que vienen a nuestro país, y, en tercer lugar, pero con un mercado mucho menor por el momento, los clientes españoles”. Desgraciadamente, en este último caso se sigue asumiendo una desviación económica en los proyectos de hasta el 20 por ciento del presupuesto.

Es necesario, pues, hacer comprender al cliente, especialmente al mediano y al pequeño, que el QS será capaz de reducir esta desviación y, por tanto, que su contratación es rentable, argumentó Jordi Gosalves. Un cambio de cultura y el paso del tiempo son fundamentales para que el QS arraigue, así como saber ganarse la confianza del cliente, tal y como apuntaba Forteza, que ha conseguido “que el cliente sea fiel porque le has resuelto los problemas”.

En este punto, es de prever que el ejemplo de los fondos de inversión, que ya exigen la participación de esta figura en sus proyectos, se extenderá como una mancha de aceite. Del mismo modo, insistió Blasby, habrá que seguir trabajando para concienciar sobre “la importancia de tener en cuenta la conexión entre los costes de ejecución y los costes de operación”, es decir, los del mantenimiento posterior del edificio. Puso como ejemplo los proyectos que incluyen muros de vidrio en todas partes, con claraboyas y techos espectaculares pero incapaces de prever los futuros costes de limpieza, que hacen que esta requiera equipos y sistemas extremadamente caros o que se opte por no limpiar, con el evidente deterioro de los elementos y la mala imagen que ello representa. Y quien habla de vidrio habla de la madera o de cualquier otro material que necesite mantenimiento, y de la ubicación y las características de las diferentes instalaciones que dan servicio a los usuarios.

En todos estos aspectos la participación de un buen QS puede ser crucial para optimizar y ahorrar recursos en el momento del proyecto y, después, en la gestión y mantenimiento del edificio. Gosalves le dio la razón: “Los grandes gestores de patrimonio en explotación necesitan profesionales que tengan en cuenta los gastos posteriores de la construcción”. Las multinacionales hoteleras o los centros comerciales son dos tipologías de edificios que ya tienen muy presentes estos aspectos en la fase de proyecto.

Al llegar a las conclusiones de la mesa redonda, los participantes aconsejaron a todos los profesionales que se plantean trabajar como QS, que, en primer lugar, dominen el inglés (como mínimo, si se trabaja para clientes internacionales), como apuntó sin dudar un momento Colin Finlayson. Aparte, se valorará que sean metódicos y proactivos, capaces de reportar y de trabajar en equipo. Un sector en el que el QS puede encontrar unos buenos aliados es, en opinión del presidente del Colegio, el bancario, ya que demandará cada vez más su participación para valorar y controlar los riesgos y los costes de una operación inmobiliaria que solicite una hipoteca.

Los participantes en la mesa redonda

Han participado dos directivos de la empresa consultora Castiel, Colin Finlayson y Jon Blasby. Colin, ingeniero de caminos con mucha experiencia en edificación y que ha trabajado para grandes constructoras internacionales en proyectos en España, se dio cuenta de que los clientes internacionales con proyectos en nuestro país necesitaban un asesoramiento de costes más profesionalizado. Por eso decidió formarse en QS. Actualmente es director de Castiel, y afirma que los proyectos de la empresa se dividen equitativamente en servicios de project management y de QS.

Jon Blasby, formado como QS en el Reino Unido, ha visto cómo la carrera profesional ha evolucionado hacia el papel de project manager cuando esta profesión aún no estaba establecida como tal. Anteriormente director de AECOM, es experto en gestión de proyectos y de equipos internacionales, trabaja en proyectos en todo el mundo y atiende a clientes a escala global.

También tiene bagaje internacional Étienne Borgos, que durante 15 años ha trabajado con Foster + Partners, donde ha participado en proyectos en todo el mundo, como la Torre Collserola, el metro de Bilbao o la cúpula del Reichstag de Berlín, entre otros. Desde 2001 lidera el estudio de arquitectura Borgos-Pieper, con oficinas en Barcelona y Londres. Sus clientes son mayoritariamente extranjeros, y considera que la figura del QS es esencial en sus proyectos.

Por su parte, Susana Collado, aparejadora y arquitecta técnica, miembro suplente de la Junta de Gobierno del Colegio, fue a Londres a hacer el trabajo de fin de carrera a través de un Erasmus y se quedó diez años, para convertirse “en lo que más se parecía a aparejadora, quantity  surveyor”. Después de ampliar sus estudios con un máster para poder asumir todas las competencias del QS y cualificarse profesionalmente como QS Certificate Rics (Royal Institution of Chartered Surveyors), trabajó durante toda su estancia en el Reino Unido con Davis Langdon LLP (ahora, AECOM), donde colaboró con grandes equipos de diseño como Foster + Partners, Grimshaw, ARUP y Buro Happold.

Finalmente, Josep Maria Forteza, miembro de la Junta de Gobierno, responsable del Área de Formación y director general de Tècnics G3, habló de su fe en “el control de costes y seguimiento del proyecto, una parte poco valorada en nuestro país”. “Creímos que este era el camino” –su hermano también es aparejador–, y desde el principio tuvieron muy presente el control económico, aprendieron casi de manera autodidacta, rodeándose de profesionales que sí sabían “y llegando a la transición del QS al project manager”, de manera que se han dedicado a gestionar proyectos y obras.

Por eso, hablando con Jordi Gosalves se plantearon seriamente, aprovechando la creciente internacionalización y globalización del sector, hacer llegar a los aparejadores catalanes una formación y una especialización que se han extendido por toda Europa. Para él “la profesión de QS está reconocida y es prestigiosa técnica y socialmente en el mundo anglosajón”. Para que nos hagamos una idea de la antigüedad de esta especialización, Josep Maria Forteza comenta que actualmente está interviniendo en un proyecto importante en Barcelona una empresa inglesa de QS que tiene ¡231 años de antigüedad!

 

 

El curso de posgrado del CAATEEB

La organización de la mesa redonda se enmarca dentro del proyecto del CAATEEB de ofrecer formación específica que permita a los aparejadores interesados convertirse en quantity surveyor. Este posgrado, en preparación, quiere dar a los alumnos las herramientas y los recursos para que sean capaces de hacer una estimación de costes en todas las fases del proyecto; hacer estudios de análisis de riesgos (risk management) y de optimización de costes (value management), asesorar al cliente y al equipo de diseño en cuanto a gestión de costes, aportando contribuciones positivas y efectivas tanto en las etapas iniciales de diseño como durante la ejecución material del proyecto; asesorar al cliente y al equipo de diseño en métodos de licitación; coordinar el proceso de licitación; preparar documentación, analizar propuestas y negociar contratos…

Se prevé que en su primera edición el posgrado tenga una duración de 140 horas, y que buena parte del profesorado lo integren profesionales en activo y con experiencia en esta materia, “un campo huérfano en nuestro país, no lo ocupa nadie y alguien lo tendrá que hacer”, en palabras del presidente del CAATEEB, Jordi Gosalves

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