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Ciudades planificadas: ciudades imaginadas, ciudades construidas

“Lo que le importa a mi Marco Polo es descubrir las razones secretas que han llevado a los hombres a vivir en las ciudades, razones que puedan valer más allá de todas las crisis”.

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“Lo que le importa a mi Marco Polo es descubrir las razones secretas que han llevado a los hombres a vivir en las ciudades, razones que puedan valer más allá de todas las crisis”.

Las ciudades invisibles. Italo Calvino

Plano de la ciudad de El Pireo. Fuente : Arkiplus.com

La ciudad es una organización compleja que corresponde al ser civilizado y que lo diferencia espacialmente.

La ciudad contemporánea (en definitiva, la ciudad) vive siempre dos realidades: la visible, la arquitectónica, y la formal, la física, consecuencia de la (o de la no) planificación urbanística y la otra, invisible e intangible. Ambas conforman la ciudad real. Hablaré aquí, sobre todo, de la realidad más física, la construida, pero que pasa previamente por un antecedente de ciudad imaginada imprescindible y crucial (al menos, este sería el orden necesario): la ciudad planificada nace como dibujo, debate, análisis, cuestiones previas, como ciudad que, fruto de todo este tejido, es imaginada y proyectada.

La planificación de una ciudad o su ampliación puede ser consecuencia de muchas voluntades. Hay nuevas ciudades que amplían o descongestionan a otras, las hay residenciales, de concentración industrial, las hay tecnológicas o mixtas.

El Pireo se considera a menudo la primera ciudad planificada. Fue construida por Hipodamo de Mileto, a quien se contempla como el padre del planeamiento urbanístico y que dio nombre a los que llamamos «planes hipodámicos», o dicho de otro modo, el esquema de ciudad en retícula. A diferencia de Atenas, el Pireo sí era una ciudad planificada, y se constituyó como tal el 450 aC. Fue destruida posteriormente, pero algunas excavaciones arqueológicas señalan una estructura en retícula regular con calles de 5 o de 8 m de anchura.

En el Renacimiento se recuperaron las fuentes culturales grecolatinas, considerando al humano como centro y medida de todas las cosas. En palabras del arquitecto y urbanista Filarete: «quiso Dios que el hombre, hecho a su imagen y semejanza, participara en ser capaz de hacer algo a su semejanza mediante el intelecto que lo concibió».

Según este principio humanista, las ciudades debían ser fruto de la razón y no del azar, ordenadas y asequibles a sus habitantes. Bajo este propósito, la racionalidad, se diseñaron algunas ciudades ideales siguiendo patrones geométricos, aunque casi nunca se llegaron a construir de manera integral por el obstáculo que suponían los viejos recintos amurallados. Encontramos algunos ejemplos de representación de estas en la pintura del Quattrocento (Giorgio Martini, Piero della Francesca, etc.).

Las ciudades visibles

El catálogo de ciudades planificadas, ya sean de nueva planta o como crecimientos urbanos representativos, es demasiado extenso como para intentar hacer un resumen. Apuntaré algunos de los casos que he podido visitar y hablaré de algunos otros que encuentro representativos y destacables. No pretendo escribir un texto exhaustivo sobre el tema, sino más bien una muestra personal de casos, para dar pie a cierta reflexión en este interesantísimo ámbito.

Una ciudad planificada que he podido conocer de cerca es Palmanova. Se encuentra de camino entre Venecia y Trieste, y se mantiene, como se puede comprobar en Google, fiel a su origen. Su trazado se atribuye a Vicenzo Scamozzi, y tiene como fecha de fundación el año 1593.

La vista aérea del conjunto demuestra que, a pesar de que la estructura original se ha desvirtuado en algunos aspectos a lo largo del tiempo, el conjunto es de una claridad y una potencia visual inusuales. Se trata de un conjunto geométrico, compacto, concentrado y sin la tan frecuente descomposición formal periférica en sus límites.

Se trata de una ciudad circular, o casi (eneágono regular), con primacía del centro, una plaza hexagonal, la plaza de Armas, sede del poder político y religioso, donde se situaba la torre de vigilancia, la catedral y el edificio del Gobierno. De esta plaza surgen 18 calles radiales que la unen con los límites periféricos de la ciudad. Una red de calles concéntricas atraviesan estas calles radiales y, en algunas de las intersecciones, se forman plazas secundarias.

Palmanova tiene 5.400 habitantes, y desde 1960 es monumento nacional y reciente Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Hay muchos ejemplos también de crecimiento urbano de la ciudad moderna, sobre todo en forma de ensanche, y manteniendo la idea de ciudad nueva. Las nuevas clases acomodadas y dominantes precisaban un modelo de ciudad claramente diferenciado de la ciudad antigua que reflejara un nuevo orden social y económico, traducido geométricamente en una cuadrícula. El ensanche, como forma de crecimiento, tiene precedentes históricos de nuevas ciudades con esta estructura como, por ejemplo, Buenos Aires o Santiago de Chile, entre otras.

Puertas de Palmanova

Gran Canal de Trieste en el ensanche Teresiano. Tipologías diversas en el barrio Teresiano de Trieste.

El ensanche Teresiano de Trieste es un ejemplo representativo de este tipo de crecimiento. Y quería hablar de Trieste porque no es una ciudad cualquiera. Trieste es una ciudad italiana, pero germánica, excéntrica y fronteriza. Híbrida. Ni latina ni centroeuropea, conservadora y cosmopolita: un territorio con referencias dispares y que no te deja indiferente. A pesar del caos conceptual e histórico que desprende, Trieste tiene una gran parte de la ciudad bien estructurada y fruto de la planificación: el ensanche Teresiano. Se construyó a mediados del siglo XVIII como voluntad de María Teresa de Austria. Se proyectó como desarrollo de la ciudad, que estaba en auge comercial por ser entonces el importantísimo puerto de Viena. Se trata de uno de los primeros planes reguladores urbanos modernos.

Se eligió la ortogonalidad como pauta, la calle como estructura y la isla como forma de agrupación. En este tipo de tejido, tanto el verde como el equipamiento debían integrarse o superponerse a él o ser independiente, ajeno al tejido residencial. Se trata, pues, de un fragmento de ciudad de geometría precisa y trazado ortogonal, una intervención unitaria.

Pero no solo la cuadrícula es el modelo de crecimiento de la ciudad cuando salta las murallas, sino que aparte de este esquema ortogonal también encontramos ejemplos radiocéntricos o lineales. El más común es el ortogonal y, en palabras de Cerdà: «un sistema tan acertado que ha podido servir durante siglos enteros, de tipo y modelo, incluso a aquellos que de más ilustrados y cultos se precian».

Una de sus más célebres aplicaciones se proyectó en 1811 sobre la isla de Manhattan, con 12 avenidas norte-sur y 155 calles este-oeste (después aumentadas a 242). Estas se cortan perpendicularmente formando islas rectangulares, estableciendo una numeración y sistema de coordenadas en el plano de la ciudad. El Plan original valoraba que los ángulos rectos eran los más económicos para edificar y los más cómodos para vivir. El Central Park no se proyectó hasta 1853, así como las avenidas Madison y Lexington. Los responsables de aquel mapa (conocido, como comentaba antes, como trazado hipodámico) acordaron que las calles estarían separadas entre sí unos 60 metros y las avenidas entre 150 y 275 metros. Hay que añadir que fue muy criticado entonces por el exceso de ortogonalidad.

No hablaré del ensanche Cerdà, un plan aprobado en 1859 y que conocemos bien, que representó aquel diseño ortogonal de cuadrícula para el progreso de la ciudad y como modelo para tantas otras ciudades, convirtiéndose en paradigmático.

Hoy también se podría considerar, y es un momento muy adecuado para hacerlo, un modelo de resiliencia urbana, para hacer frente a una situación de higiene necesaria de la ciudad entre murallas: una propuesta de ciudad nueva con espacios naturales y viviendas separados por calles amplias, donde corre el aire y todos tienen luz natural. Era algo revolucionario. Su aprobación marcó el camino a seguir en la expansión de otras ciudades como eran Madrid, San Sebastián, Bilbao, Valencia o León entre otras.

La Plata fue planificada y edificada específicamente para convertirse en la capital de la provincia de Buenos Aires, después de que esta fuera declarada capital federal de Argentina en 1880. Se conoce como «ciudad de las diagonales», por su característico patrón de cuadrícula cortado por varias avenidas diagonales. Estas avenidas forman rombos que, a su vez, tienen grandes círculos en sus vértices que son las plazas. Esta estricta cuadrícula con sus numerosas avenidas y diagonales ocupa alrededor de 25 km². La forma general original es la de un cuadrado de 38 ´ 38 cuadros y la convergencia de las dos diagonales más importantes, 73 y 74, que atraviesan la ciudad de este a oeste y de norte a sur, respectivamente, se produce en la plaza Moreno, la principal de la ciudad, en el centro de la cual se encuentra la Piedra Fundamental y los edificios fundacionales más importantes.

Sun City es parte del área metropolitana de Phoenix, Arizona, y no es exactamente una ciudad, pero en Sun City viven más de 37.000 personas. Fue pensada como un lugar de retiro para jubilados. El diseño de sus calles consta de cuatro grandes molinillos de círculos concéntricos, con cinco modelos diferentes de casas. Fue inaugurada con éxito abrumador del 1 de enero de 1960. Hay 5 tipologías diferentes de viviendas. En la ciudad hay un centro comercial, un centro recreativo y 8 campos de golf.

Portada de revista TIME del año 1962 con el constructor de Sun City.

Dell E. Webb fue el constructor inmobiliario, y la novedad y éxito del proyecto residencial le valieron una portada en la revista TIME en 1962. También le permitió, en los siguientes años, expandir su empresa y construir Sun City West a la finales de los años setenta, Sun City Grand a finales de los noventa, Sun City Anthem en 1999 y Sun City Festival en julio de 2006.

“El catálogo de las formas es interminable: mientras cada forma no haya encontrado su ciudad, nuevas ciudades seguirán naciendo. Donde las formas agotan sus variaciones y se deshacen, comienza el fin de las ciudades. En los últimos mapas del atlas se diluían retículas sin principio ni fin, ciudades con la forma de Los Ángeles, con la forma de Kyoto-Osaka, sin forma”.

Las ciudades invisibles. Italo Calvino

El 21 de abril de 1960 se fundó Brasilia como la nueva capital de los brasileños, ciudad que fue pensada como una utopía. En el siglo XIX, el señor José Bonifacio de Andrada e Silva se le ocurrió que aquella nueva capital debería tener por nombre «Brasilia». Pero no fue hasta el siglo XX que el expresidente Juscelino Kubitschek puso en marcha la obra urbanística.

Los que dieron inicio a la construcción de Brasilia, a finales de la década de 1950, fueron Lúcio Costa, como principal urbanista, y Oscar Niemeyer, principal arquitecto. Costa diseñó un plan urbanístico simulando un avión. Se trata de dos ejes, uno de este a oeste que simula el fuselaje, y otro curvo, de norte a sur, que simula las alas. Sobre la zona de las alas se construyeron los edificios residenciales; sobre el fuselaje, los edificios de gobierno federal. Destacan algunas arquitecturas como la catedral, obra del arquitecto Oscar Niemeyer. Consiste en una estructura hiperboloide de hormigón, y aparenta, con su techo de vidrio, que se levanta y abre hacia el cielo. La estructura hiperboloide en sí es el resultado de 16 columnas de hormigón idénticas, y representan dos manos moviéndose hacia el cielo. Es, sin duda, una de las construcciones más emblemáticas de Brasilia. También el Congreso Nacional de Brasil y el Palacio de la Alvorada son otras de las piezas imprescindibles y del mismo autor, Oscar Niemeyer. Brasilia actualmente alberga a cerca de 600.000 personas. Pero en los barrios periféricos viven alrededor de 1.400.000 ciudadanos, y en ellos se concentra, desde hace unos años, los mismos problemas de desorden y descontrol de las megalópolis latinoamericanas. ¿Qué queda de aquel plan utópico?

La localidad danesa de Brondby Haveby, a las afueras de Copenhague, se conforma de conjuntos inmobiliarios circulares con huertos que permiten a sus habitantes consumir productos generados en su ciudad. Se trata de dos coronas de 40 y 120 metros respectivamente, del interior al exterior.

Cada casa tiene un patio delantero común que permite la vida social y un parking en la corona central. Casas de veraneo que proporcionan a los habitantes de las zonas urbanas la oportunidad de vivir fuera de la ciudad, les permiten mantener pequeñas cosechas como pasatiempo vacacional. En la actualidad hay 24 círculos con más de una docena de casas, una planificación que permite escaparse de la ciudades y disfrutar del entorno rural.

“En la mayoría de los casos, los grupos de sociabilidad surgen con independencia de las intenciones del planificador”.

Construir y habitar, Richard Sennet

Ciudades planificadas versus ciudades habitadas

La descongestión para contrarrestar la densidad de las grandes metrópolis modernas es uno de los varios motivos de creación de nuevas ciudades. En esta línea, encontramos ciudades jardín, new towns británicas y estadounidenses, ciudades satélite, como algunas escandinavas, japonesas o soviéticas, y las villes nouvelles francesas.

Fotograma “La forma de la ciudad” (1975). Éric Rohmer

La Filmoteca de Cataluña programó recientemente un ciclo dedicado al director francés Éric Rohmer. Entre las películas proyectadas había una serie documental que dirigió para la televisión francesa en 1975, con el título de Villes nouvelles, y conformada por 4 capítulos:

La serie se inicia con «L’enfance d’une ville», donde Rohmer, mediante el desarrollo de Cergy·Pontoise, examina el problema de las ciudades de nueva creación y se plantea, entre otras cuestiones, si es posible acabar con el crecimiento anárquico de los suburbios parisinos o qué pasa con las condiciones de vida de sus habitantes. Es un buen informe sobre el equipo de planificación de Cergy-Pontoise, y una buena oportunidad para hacer balance de la creación de nuevas ciudades y de las dificultades con que se encuentra la definición de la nueva ciudad: expropiaciones, problemas de seguridad. Se repasa el Plan de la futura ciudad. Se muestran vistas en la ciudad nueva y el casco antiguo, la prefectura, la escuela, tiendas, oficinas, la torre azul con viviendas redondas, el centro comercial y la propuesta planteada por Ricardo Bofill.

El segundo capítulo, «La diversité du paysage urbain», cuestiona el desarrollo arquitectónico de la ciudad de nueva creación Cergy·Pontoise. Con el testimonio de integrantes de AREA (Taller de Investigación y Estudios de Planificación), entrevistados por Jean-Paul Pigeat y Éric Rohmer. Para Philippe Boudon, la escala en que diseñan los arquitectos está muy lejos de la escala en la que los residentes perciben los edificios. Y eso se nota mucho en los dibujos arquitectónicos. La primera ciudad nueva, La ville de Richelieu, a la que ha dedicado un libro, ya está marcada por una economía de diseño y producción que produce un efecto de repetición. Los arquitectos contemporáneos utilizan demasiado a menudo un argumento estético, el del ritmo, para justificar la monotonía que soportamos hoy. Philippe Boudon también dedicó una obra al conjunto de casas construidas en Pessac por Le Corbusier en 1925, a petición de un fabricante de azúcar para sus trabajadores. Encontramos los elementos habituales del arquitecto. Hay una taylorización, racionalidad del lugar para la identidad de los elementos. Esperaba obtener variedad combinando elementos idénticos de maneras diferentes. En cuarenta años, los habitantes han modificado el proyecto del arquitecto del orden: ¿masacre o apropiación?

El capítulo siguiente, «La forme de la ville», describe con fotografías, secuencias filmadas y maquetas dos proyectos de la AUA (Taller de Urbanism y Arquitectura): el que se llevó a cabo en el barrio del Arlequin de la nueva ciudad Grenoble y el que obtuvo el segundo premio en el concurso de planificación urbana de la nueva ciudad de Evry I.

Llamado así en referencia a sus fachadas de colores, destinadas a atenuar su aspecto monumental, adopta la forma de una «urbatectura» de casi un kilómetro y medio de longitud. Reúne viviendas e instalaciones servidas por una calle que corre bajo los edificios: la galería. Recibió el sello Remarkable Contemporary Architecture en 2003. Construido más tarde (1975), el distrito II, llamado Les Baladins, está organizado alrededor de una losa y parcialmente servido a este nivel por una galería. Estos dos distritos están unidos por el gran parque Jean Verlhac, de 15 hectáreas, que debemos a Michel Corajoud, al límite y en el centro del cual se construyen equipamientos públicos. Por otro lado, junto a la calle se agrupan las funciones de servicio (acceso para coches y transporte público) y el estacionamiento residencial (en la superficie y en cuatro imponentes aparcamientos en silos).

El Taller de Urbanismo y Arquitectura (AUA) reúne a los arquitectos G. Loiseau, J. Tribel, H. Ciriani, B. Huidobro, J.-F. Parent y el diseñador de paisajes M. Corajoud.

El último episodio, Hábitat, por encargo, muestra cómo los nuevos propietarios de las viviendas diseñan sus apartamentos. Los compradores reciben un espacio vacío y distribuyen el espacio y las habitaciones según su voluntad. Rohmer muestra la experiencia de una pareja en la nueva ciudad de Le Vaudreuil, cerca de Rouen. Su misión es dar forma a la vivienda en tres fases: primero, cada uno de ellos prepara una maqueta; después, consensúan y construyen un único modelo y, finalmente, se ponen a trabajar con los arquitectos a gran escala.

“El desorden es un orden que no podemos ver. El orden del Strip es complejo, no es rígido ni fácil como en los proyectos de renovación urbana o de «diseño total». No es un orden dominado por el experto y fácil para el ojo. Hay una gran variedad de órdenes cambiantes y yuxtapuestos”.

Henri B. Aprendiendo de Las Vegas

Aprendiendo de las ciudades

Hoy, más que nunca, la ciudad se nutre de las artes para recuperar el sentido y obviar sus carencias. La ciudad actual, fragmentada e ilegible, tiene especial necesidad de ser restituida e interpretada en términos «aéreamente» artísticos, sin ser juzgada ni amonestada, sin diagnóstico ni crítica.

La herencia literaria de la geografía se remonta una vez más a los griegos, haciendo referencias a la filosofía y la mitología, así como a la literatura. Las ciudades imaginadas o documentadas en la literatura es infinita, como la pintura, la fotografía, el teatro, el cine… París, Texas, Casablanca, Roma, città aperta, New York, New York, El cielo sobre Berlín, Muerte en Venecia, Vicky, Cristina, Barcelona… el cine está lleno de poética urbana.

En plena era de urbanización global y masiva, con problemas sociales, económicos y ecológicos, hay que buscar modelos de ciudades viables, humanas y coherentes con la realidad actual de nuestro planeta. Hay también que analizar y recordar por qué nace la ciudad y cuál es su esencia. ¿Hacia dónde van las ciudades? ¿Hemos aprendido algo de hacia dónde no deberían ir?

Desde la alta balaustrada del palacio el Gran Kan mira crecer el imperio. […] el avance de los regimientos encontraba comarcas semidesiertas, miserables aldeas de cabañas, humedales donde se daba mal el arroz, poblaciones reducidas, ríos secos, cañas. «Es hora de que mi imperio, ya demasiado crecido hacia fuera», pensaba el Kan, «empiece a crecer hacia dentro» […] «Su propio peso es lo que está aplastando al imperio», piensa Kublai, y en sus sueños aparecen ciudades ligeras como estrellas

Las ciudades invisibles. Italo Calvino

ITZIAR GONZÁLEZ, (Barcelona, 1967), arquitecta, urbanista y activista, opina sobre la ciudad

¿Cómo definirías tú LA CIUDAD?

Como un organismo vivo, artificial y mutante, que tiene como vocación proveer de entorno social a los seres humanos.

¿Cuáles dirías que son los cambios esenciales que ha experimentado la «fundación» de ciudades desde la antigüedad hasta hoy?

La progresiva mercantilización e industrialización de los hábitats ha hecho que las fundaciones de ciudades se desconectaran de su interacción respetuosa con el territorio y los núcleos del entorno. No se han «fundado ciudades» propiamente. No ha habido una «comunidad» que lo hiciera. Lo han hecho los poderes económicos y políticos que ven en la ciudad un medio de exclusión y sometimiento y no un lugar de acogida y libertad.

¿Cuáles serían para ti las «virtudes» (o cómo definirías) la ciudad ideal?

Una ciudad libre de los poderes económicos e institucionales, y donde el hecho simple de vivir te garantiza justicia, cultura, dignidad y comunidad. Una ciudad fruto de la cooperación del conjunto de sus agentes y siempre abierta al recién llegado. Una ciudad con capacidad de autorregulación y con rebosadero a través del cual se puedan invitar a marchar a los que solo buscan hacer negocio extractivo y poco les importa el bien general.

JAIME TORRES
(Barcelona, 1977), arquitecto y urbanista con experiencia  profesional en Cataluña, Suecia, Libia y Arabia Saudí, opina sobre la ciudad

¿Quiénes conformáis el equipo en la planificación de una nueva ciudad en Arabia?

El gobierno financia los proyectos mediante consultorías privadas, el public-private partnership. El equipo de diseño privado tiene equipos de planeamiento, infraestructura y paisajismo. Otras consultorías participan especializadas en temas como hidrología, geología y topografía, y depende de los casos se incorporan estudios de tráfico, arqueología, sostenibilidad, etc. La oficina de dirección de proyecto (PMO) es una consultoría instalada dentro de la Administración, con un pequeño porcentaje de personal público local que supervisa el resultado según la dirección del cliente, la Administración. Esto sería todo para los proyectos de vivienda asequible. Pero para los proyectos de nuevas ciudades, NEOM, Red Sea Project, Amala, con la visión 2030 de independizarse de los ingresos del petróleo, aparecen consultorías para estrategias de desarrollo, gestión de imagen y posicionamiento internacional, ya que tienen un enorme espíritu competitivo internacional.

¿Qué diferencias destacarías del territorio árabe respecto del nuestro?

Primeramente, destaca la gran extensión del territorio y la baja densidad de los pueblos y ciudades. Después, las ayudas económicas del Gobierno llegan a más población, a pesar de que no tienen salarios generalizados como en otros países árabes del Golfo. Y un tema crucial para el territorio es la enorme fragilidad del paisaje, de los acuíferos, del ecosistema, la arqueología y el impacto visual de las intervenciones de infraestructura. Por último, añadir la actitud local hacia el propio territorio como baldío y sin interés, pero que la realidad muestra que tiene unos valores únicos que hay que proteger y que ellos mismos están empezando a descubrirlo ahora.

¿Qué se espera y quién impulsa las nuevas ciudades en las que trabajas?

Los proyectos de vivienda asequible son una necesidad por la urgente falta de viviendas. Los proyectos del plan 2030 se impulsan por la urgencia del Gobierno para enderezar la economía, cerrar el capítulo oscuro del pasado y abrir el país al mundo. Inversión mayoritariamente pública que, poco a poco, genera un cambio en la mentalidad local que va desde la incredulidad de que el país puede tener ningún interés para los visitantes, fuera del turismo religioso, hasta la incredulidad de implementar las tecnologías más avanzadas que el dinero puede proveer. Todo ello soportado con las grandes consultorías mundiales y despachos de arquitectura internacionales, felices de colaborar por cuotas disparadas. Los proyectos avanzan y pronto competirán internacionalmente en los sectores del turismo y la investigación.

JOSEP BOHIGAS (Barcelona, 1967), arquitecto y director de la Agencia de Planificación Estratégica de Barcelona Regional

¿Cuáles son tus modelos ideales de planificación urbana, planificación de nuevas ciudades, pero también en crecimiento urbano a gran escala?

Primero, debo decir que, en entornos como los nuestros, no estamos pensando en procesos de planificación de nuevas ciudades ni de crecimientos a gran escala. Nuestro gran reto gira alrededor de la idea de rehabi(li)tar la ciudad existente. De aprovechar las múltiples oportunidades que ya tienen, reciclando los tejidos y sus edificios, para mejorar las vidas de los ciudadanos. La ciudad del futuro es la que tenemos delante. No pretendemos hacer otras nuevas ni borrar las existentes, pero sí queremos adaptarlas urgentemente para mitigar los graves problemas ambientales y sociales que arrastran.

El modelo ideal de planificación urbana, debería poner en el centro a las personas, asegurando mayor justicia socioespacial, y alrededor de ella, desplegando las capas que las relacionan con el territorio. Primero, la propia piel —la salud—, después la vivienda, el barrio, la ciudad y, finalmente, la metrópolis y la ciudad global.

Podría citar ejemplos parciales de políticas que correspondan a estas intenciones, por ejemplo, en Viena, en temas de vivienda, que «solo» nos lleva cien años de ventaja de políticas de vivienda asequible. Y en temas de justicia socioespacial, diría que París ha generado últimamente muchas políticas de reconquista del espacio público, expulsado hasta un 40 % del vehículo privado, que permitirán mejorar los indicadores de calidad del aire y, en definitiva, mitigar las numerosas enfermedades y muertes derivadas de la contaminación

¿Crees que difiere del modelo (o se «desvirtúa») la ciudad planificada cuando es habitada y vivida?

Las ciudades las hacen las personas. En las definiciones clásicas de ciudad, la «urbe» es la ciudad física: las calles, las plazas, parques, edificios… Pero no hay que olvidar que la ciudad básicamente es la «civitas» –las personas-–. Si la ciudad planificada se desvirtúa y «estropea» cuando es habitada, es que no hemos planificado bien. Punto.

¿Hacia dónde va la planificación urbana?

Depende de dónde planificamos… no tiene nada que ver planificar una ciudad nueva en China que hacerlo en Barcelona o en Venecia. Pero si tuviera que responder de una manera genérica y sin demasiado margen de error, diría que la planificación, como casi todo en la vida, debe procurar mejorar las condiciones de vida de las personas como parte integral de los territorios. Planificar significa proyectar el futuro, y no habrá futuro si no somos capaces de vivir juntos y dejar un mundo mejor para las nuevas generaciones.

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L'Informatiu Análisis de obra

Paredes de tapia: evaluación cuantitativa

Es necesario promover y potenciar iniciativas orientadas a la recuperación de edificios construidos con paredes de tapia y estudios que permitan proyectar nuevos edificios con este tipo de material con funciones estructurales

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Hay que promover y potenciar iniciativas orientadas a la recuperación de los edificios construidos con paredes de tapia, y estudios que permitan proyectar nuevos edificios con este tipo de material con funciones estructurales

En el campo de la rehabilitación, nos encontramos a menudo con edificios centenarios construidos con paredes de tapia, con forjados convencionales, normalmente de vigas de madera y bovedillas cerámicas o bien con bóvedas cerámicas. A pesar de que llevan construidos tantos años, el técnico siempre se los mira con cierta sospecha, porque no dispone ni de normativa ni de criterio fiable de cara a hacer una evaluación cuantitativa que le permita tener una seguridad suficiente a la hora de proyectar la reforma o la rehabilitación.

La pregunta que hace la propiedad al técnico siempre es la misma: “crees que estas paredes se pueden aprovechar?” Antes de responder, el técnico hace una inspección general del edificio con el fin de hacerse cargo del estado de la tapia con criterio de evaluación cualitativa, y en general, de la estabilidad aparente de todo el edificio: si hay desplomes, si hay zonas muy humedecidas, si hay grietas en la unión de las paredes; el estado de los estucos y enlucidos de cal, etc.

Es evidente que, si hay muchas lesiones, muchas humedades y superficies degradadas, y de forma generalizada, la “mirada cualitativa” hará ver al técnico que quizá sea mejor prescindir de las paredes de cara a la reforma. Ahora bien, si esta inspección resultara favorable, el técnico haría bien en plantearse el aprovechamiento de las paredes de tapia existentes, tanto por razones de salvaguardar el patrimonio arquitectónico como por criterios de sostenibilidad.

“El Mallol” Sant Hipòlit de Voltregà fachada Este. © Josep Baquer

Can San (Estanque de Ivars Vila-Sana) © Josep Baquer

Si la inspección resultara favorable, el técnico haría bien en plantearse el aprovechamiento de las paredes de tapia existente, tanto por razones de salvaguardar el patrimonio arquitectónico como por criterios de sostenibilidad.

De cara al proyecto, que seguro que conllevará revisar y hacer cambios en otros elementos, o cambios de distribución o incluso cambios de uso, con lo que conlleva de nuevos estados de cargas, el técnico deberá hacer una “evaluación cuantitativa” para poner cifras que le permitan asegurar la resistencia real y efectiva de las paredes de tapia existentes.

El campo de la rehabilitación de edificios de paredes de carga es complejo en general, y si son de tapia, aún más. En este artículo solo me propongo abordar el aspecto de la seguridad con respecto a las paredes trabajando con solicitaciones normales. Podemos saber, y hay normativa al respecto, a cuánto podemos hacer trabajar a compresión la obra de fábrica, o los muros o pantallas de hormigón, o incluso la madera o las paredes de sillares de piedra. Pero no disponemos de estos datos con respecto a las paredes de tapia. Lo que sí sabemos es que, en todo el mundo y en todo el entorno mediterráneo, la tecnología de las “paredes de tierra” se ha empleado secularmente, y que hay muchos edificios, y algunos de monumentales, que al cabo de muchos siglos siguen pie y parece que en buen estado de salud. Entiendo que, como técnicos, no nos podemos permitir el lujo de dejarlos de lado como obsoletos y considerarlos solo una reliquia del pasado. Y más cuando nos planteamos criterios de sostenibilidad, de eficiencia energética, de calidad acústica, etc., en los edificios que queremos proyectar o que estamos proyectando. La bondad y adecuación de la tapia con respecto a estos criterios es indiscutible.

Estudios previos

Aunque es una obviedad, hay que decir que la materia prima para hacer paredes de tapia sale del terreno del entorno del edificio. Normalmente, sobre unos cimientos de piedra, que quizás suben un poco arriba al nivel de la planta baja, los operarios hacían lo que nosotros llamaríamos unos encofrados deslizantes, como unos cajones de madera, al menos de 40 o 45 cm de anchura, dentro de los cuales vertían la tierra amasada, apenas humedecida, para conseguir una consistencia plástica. La vertían por capas que apisonaban con fuerza para que toda la masa quedara bien compactada. A veces, el operario hacía esta operación desde dentro, por eso las paredes debían ser gruesas: para permitir trabajar desde dentro.

¿Qué hacemos, antes que nada, cuando empezamos el proyecto de una obra nueva? Un estudio del terreno. Necesitamos conocer los diversos estratos y el tipo de materiales que los conforman. En función de ello, diseñamos la cimentación. Sabemos que hay terrenos de buena calidad y también los hay de mala calidad. Si nos planteábamos una cimentación superficial, nos interesa un conocimiento de diversas capas que quedarán afectadas por las zapatas, empezando por las más superficiales.

Terreno Can San (Estanco de Ivars Vila-Sana) © Josep Baquer

Estucado Can San (Estanque de Ivars Vila-Sana) © Josep Baquer

En el caso de un edificio existente, nos interesa conocer, sobre todo, la calidad del terreno de las capas más superficiales, que son las que seguro que suministraron la materia prima de cara a amasar la tierra.

Pues bien, en el caso de un edificio existente, construido con paredes de tapia, nos interesa conocer, sobre todo, la calidad del terreno de las capas más superficiales, que son las que seguro que suministraron la materia prima de cara a amasar la tierra. Es por ello que, en una inspección inicial, hay que echar un vistazo para ver el tipo de terreno de la zona. La tapia solo se puede hacer a partir de material cohesivo, por tanto, los terrenos del entorno pueden ser básicamente de matriz arcillosa o limosa, con más o menos contenido de gravas y arenas, o nódulos calcáreos, o incluso pueden tener una base de lutitas o de margas, sobre las que estos materiales, ya meteorizados, tienen un aspecto más granular. Si, a primera vista, nos damos cuenta de que la matriz es básicamente limosa y arenosa, podemos deducir que las paredes de tapia son de muy mala calidad y que, por supuesto, mejor será no aprovecharlas. Por dos razones: por las bajas prestaciones de la tapia y por la inestabilidad del terreno, sobre todo en cuanto a las alteraciones de humedad.

Todos sabemos que sobre capas de limos no se pueden hacer cimientos. Pero si la matriz es básicamente arcillosa, tal vez con arenas y quizá también con nódulos calcáreos, podremos pensar, de entrada, que la tapia será de buena calidad y que hay que aprovecharla. En el primer caso, al inspeccionar el edificio, seguro que veremos unas paredes degradadas, en las que la humedad ha hecho estragos y en las que quizás alguien, en su día, ya hizo sustituciones con obra de fábrica. En cambio, en el segundo caso, es muy probable que nos encontremos unas paredes firmes, en buen estado, tal vez solo afectadas por humedades persistentes en el entorno de aleros en mal estado de conservación o alrededor de las tuberías de los bajantes que pierden agua por las juntas. En estos tipos de paredes, es probable que aún se aguanten los enlucidos y estucos centenarios.

Estudios de laboratorio1

Del mismo modo que para hacer los estudios geotécnicos hacemos sondeos para extraer muestras de terreno (incluso inalteradas, cuando es necesario) y analizarlas en laboratorio, podemos hacer lo mismo de cara a poder conocer la “tierra” con la que se ha amasado la tapia, en el estado “actual”. Cabe decir que, como en el caso de los estudios geotécnicos, a partir de los ensayos que podamos hacer de varias probetas extraídas de las paredes de tapia, no podremos tener valores característicos, dado que difícilmente podremos disponer de una población suficiente (número de probetas), desde el punto de vista estadístico, que nos permitan llegar a calcular estos valores. Cuando trabajamos con acero u hormigón, sí que el punto de partida son los valores característicos, calculados estadísticamente a partir del número de probetas prescritas por la normativa.

Con todo, en el caso de la “tapia”, sí que podremos llegar a unos valor fiables a partir de ensayos. Evidentemente, cuantos más se puedan hacer, de más datos se podrá disponer de cara a asumir un determinado valor para el cálculo. ¿De qué depende la “solidez” de un terreno? Básicamente de su resistencia al esfuerzo “cortante”, que depende de dos componentes:

• El rozamiento debido a la imbricación y el contacto entre las partículas individuales.
• La cohesión, debida a la adhesión entre las partículas.

Como sabemos, estos dos aspectos están combinados en la ecuación de Coulomb que calcula el esfuerzo cortante:

Tf=c+σ tg Representa la recta de Coulomb.

Tf = resistencia al cortante en la rotura
c = cohesión (aparente) del material
σ = tensión normal total sobre el plano de corte
ɸ = ángulo de rozamiento interno del material

La resistencia debida a la cohesión se supone que es constante, pero la resistencia de rozamiento aumenta con el incremento de la tensión normal σ.

Estos datos, son los que nos interesa conocer para poder establecer qué solicitud normal (según el eje del elemento) produce en el plano de máxima tensión (teóricamente a 45° respecto al eje normal) una tensión cortante que el material no puede soportar y, en consecuencia, se produce la rotura, precisamente en este plano de máxima tensión.

(1) Recomiendo el estudio de: BHC Sutton. Problemas resueltos de MECÁNICA DE SUELO. Cap. 4. Ed. Bellisco. Madrid. Jiménez Salas, Justo Alpañes. Geotecnia y Cimientos I. Cap. 8. Ed. Rueda. Madrid

A. Ensayo triaxial

Descripción

Ensayo triaxial se hace a partir de dos probetas extraídas del terreno (en este caso, de la pared de tapia).

La probeta es cilíndrica, con una relación altura/diámetro de 2/1 en sentido vertical. La muestra queda encerrada dentro de una membrana de goma que tiene unas piedras planas porosas, una encima de la muestra y la otra en la base. Este conjunto se introduce dentro de una cámara también cilíndrica que queda cerrada. Una vez cerrada, se llena de agua a la presión requerida (presión de cámara: σ3). Por lo tanto, inicialmente, la muestra está sometida a la tensión principal en todas direcciones. Mediante un pistón de carga (que pasa a través de la tapa de la cámara) se aplica una carga vertical que se va incrementando a régimen de deformación constante hasta que se produce la rotura de la muestra. El valor de la tensión normal de rotura es σ1.

Como la muestra ya estaba sometida a una presión inicial σ3, por el agua de la cámara, la tensión vertical adicional aplicada mediante el pistón de carga será: σ1 – σ3. A este valor se le conoce como “desviador de tensiones”.

Con este aparato de ensayo triaxial se pueden hacer tres tipos de ensayos, según sea necesario:

Ensayo no drenado (rápido). No se permite que las piedras porosas drenen el agua intersticial de la muestra.

Ensayo de consolidación sin drenaje. A la probeta sometida a la presión inicial (de cámara: σ3) se le permite que drene el agua intersticial a través de la piedra porosa de la base, de manera que el material se consolida. Cuando la presión intersticial pasa a ser cero, se impide que siga drenando y se la somete a compresión hasta la rotura.

Ensayo lento drenado. Se permite el drenaje como en el caso anterior. Se aplica la carga vertical a un ritmo de crecimiento lento que permite el drenaje prácticamente total del agua intersticial, hasta llegar a la rotura.

En el caso de probetas extraídas de paredes de tapia, el que interesa es el primer tipo. ¿Por qué? Porque el contenido de agua intersticial suele ser mínimo, si la pared se ve “sana”, y por tanto, no impide que los granos estén en contacto y reciban toda la presión que se ejerce, tanto en fase de presión de cámara como en fase de carga del pistón. Pero para estar más seguros, es necesario haber analizado la muestra para saber el grado exacto de humedad (W). Esto lo sabremos a partir de los ensayos de los límites de Atterberg que luego comentaremos. Y nos interesa por una segunda razón: porque la masa, a menudo amasada hace un siglo, está más que consolidada, y por tanto, con todos los granos en contacto los unos con los otros, dejando alvéolos de aire por los que transita la agua intersticial por el interior y hasta la superficie.

En resistencia de materiales, las tracciones siempre se consideran positivas y las compresiones, negativas. En el caso de la geotecnia, los signos van al revés.

Dado, pues, que optamos por el ensayo no drenado (rápido), sometemos la primera muestra a una tensión inicial (agua de la cámara σ3) normalmente de 200 kN/m2, y la sometemos a una tensión de compresión hasta la rotura (σ1 ). Con estos dos datos, definimos un primer círculo de Morh situando en el eje de las abscisas ambos valores. Hacemos lo mismo con los resultados de la segunda probeta sometida a una presión inicial de cámara de 400 kN/m2.

Resolución gráfica

Hay que hacer una anotación o aclaración con respecto a los signos en la aplicación del círculo de Morh. En resistencia de materiales, las tracciones siempre se consideran positivas y las compresiones, negativas. En el caso de la geotecnia, los signos van al revés: las compresiones se consideran positivas y las tracciones, negativas. También ocurre lo mismo con las deformaciones: las expansiones en geotecnia tienen valor negativo y las mermas de volumen o de deformación tienen valor positivo. Por eso el círculos de Morh del ensayo triaxial, se sitúan en la zona positiva de las abscisas.

Ensayo triaxial © Francesc Garcia

Una vez trazados los dos círculos, se sitúa una recta tangente por la parte superior, que tiene una inclinación determinada y que corta al eje de ordenadas. Es la recta de Coulomb, de la ecuación definida anteriormente, con un ángulo respecto a la abscisa que es el de rozamiento interno, y una tensión tangencial correspondiente a una tensión de compresión “cero” (intersección con la ordenada) que es la cohesión. En el caso de la muestra de tapia, se puede considerar tensión efectiva (cu) por la razón explicada anteriormente: porque se trata de un material consolidado en el que las partículas o “granos” de materia están en contacto, sin que la humedad intersticial afecte a este contacto.

Una vez definida la recta de Coulomb, podemos trazar tantos círculos como queramos, a partir de presiones de cámara preestablecidas. Cada círculo nos definirá la tensión de rotura esperada. También podemos definir un círculo que nos interesa especialmente: el círculo que tiene una presión inicial de cámara de valor cero. El trazo del círculo correspondiente, tangente como todos a la recta de Coulomb, nos definirá el valor de rotura de la muestra en este estado.

¿Por qué nos interesa este valor? Porque es el que define a una muestra en situación no confinada. Normalmente, el terreno bajo las zapatas y elementos de cimentación está confinado, y cuanto más lo esté, mejor se comportará. Por eso es tan importante que las zapatas dichas “superficiales”, sean lo menos superficiales posible, porque cuanto más “confinado” esté el terreno, más resistencia tendrá en cuanto al punto de rotura.

Resolución analítica

A partir de la ecuación de la recta de Coulomb ya definida por el sistema gráfico, la tensión de rotura correspondiente a cualquier tensión inicial de cámara se puede resolver analíticamente por la siguiente fórmula deducida por geometría, siendo σ1 la tensión de rotura, σ3 la tensión de cámara inicial y ɸ el ángulo de rozamiento interno.

En el caso de que la tensión de cámara sea σ3 = 0, anula el primer monomio.

Probetas de pared de tapia

El caso de las paredes de tapia es especial en este sentido. ¿Por qué? Porque cualquier grano o elemento del material está confinado en un sentido (el plano paralelo a las caras de la pared) pero no en el otro (el plano transversal de la pared). Por ello, el círculo que nos da el resultado más ajustado a la realidad es el que se traza a partir del origen de coordenadas y que tiene como diámetro el valor de la tensión de rotura. Podríamos decir que, una vez trazada la recta de Coulomb, para una tensión de cámara de valor cero, la tensión de rotura esperada es la correspondiente a la intersección del círculo de Morh que pasa por el punto (0,0) y es tangente a la recta de Coulomb.

Este valor es el que deberíamos considerar para definir cuál es el límite último de rotura por compresión de la tapia del ensayo. Evidentemente, como decía más arriba, cuanto más ensayos podamos hacer y de más paredes del edificio, más podremos ajustar este valor a la realidad. Difícilmente podremos llegar a definir un valor estadístico “característico”: deberíamos hacer demasiados ensayos y esto normalmente no es viable.

La dificultad radica en poder llegar a un valor de cálculo por aplicación de un coeficiente reductor. En los materiales habituales que empleamos para proyectar “obra nueva” esto está normalizado. Suelen ser coeficientes que penalizan mucho. Penalizan en función de las incertidumbres en todo el proceso, desde la fabricación hasta la puesta en obra. Supongamos el caso del hormigón: cuando se proyecta no se sabe cuáles serán las condiciones en el proceso de fabricación de la mezcla, cómo se hará el transporte ni cuánto tiempo durará, cómo se verterá en obra ni cuánto tiempo durará, cómo se hará el vibrado, cómo se va a curar, si se hormigonará en tiempo frío o cálido, o con las prisas del final de semana.

En el caso del acero hay menos incertidumbres, sin embargo, en el caso de los “nudos” soldados o atornillados también hay que prever incertidumbres, y por ello, el coeficiente reductor aumenta. Ahora bien: ¿qué incertidumbres hay cuando de lo que se trata es de evaluar un material existente, y más aún si el material en cuestión está en buen estado y aparentemente en buenas condiciones de servicio? Hay pocas: el material es lo que es, y tiene la resistencia que tiene, que se deberá verificar con la extracción de probetas testadas estadísticamente. Quizás se podrán llegar a determinar resistencias características a partir del análisis de una población estadística suficiente, si procede. Esto ocurre en contadas ocasiones.

Este es el caso en cuanto a poder determinar una resistencia de cálculo fiable en el caso de las paredes de tapia “centenarias”. Por lo descrito hasta ahora, parece fácil llegar a determinar resistencias últimas a partir de los ensayos triaxiales. Para llegar a resistencias de cálculo, habrá que aplicar coeficientes “razonables”. Probablemente del orden de k = 1,2 o k = 1,3, aplicado al resultado más desfavorable de los ensayos que se hayan podido hacer. Pero esto debe ser a partir del criterio del técnico que asuma la responsabilidad del proyecto de rehabilitación.

B. Ensayo de corte directo

Hay un tipo de ensayo alternativo al triaxial no drenado, que es quizás más sencillo de hacer en laboratorio, que es el de corte directo. Resulta adecuado cuando, como es el caso del material proveniente de una pared de tapia, se trata de suelos consolidados, con un bajo contenido de humedad intersticial y que deben trabajar a presiones no demasiado significativas. Este tipo de ensayo es válido para suelos cohesivos y no cohesivos. En el caso de la tapia, evidentemente, siempre se trata de material proveniente de suelos cohesivos.

Así como para hacer el ensayo triaxial había que disponer de dos probetas, para poder trazar dos círculos de Morh a partir de dos presiones de confinamiento diferentes, en el caso del ensayo de corte directo, hay que romper tres probetas para poder llegar a definir la recta de Coulomb. (Fig. 2).

El aparato viene a ser una especie de mordaza que retiene la muestra de terreno en medio, de manera que, por un lado, se la puede someter a una compresión predefinida, constante, y por otra parte, el elemento superior se puede desplazar en sentido horizontal, de forma controlada, por lo que provoca en la probeta una esfuerzo de cizalla. Se miden las tensiones y las deformaciones hasta llegar a la rotura.

Cada una de las tres probetas se somete a una compresión estándar: la primera a 200 kN/m2, la segunda a 300 kN/m2 y la tercera a 400 kN/m2. A cada una de estas compresiones a que se somete la probeta, le corresponde una tensión tangencial de rotura.

Las escalas de los ejes son las mismas, como era el caso del ensayo triaxial. A cada ensayo le corresponde un punto de intersección. Por tanto, se sitúan tres puntos que no definen una recta pero que están en torno a una línea que habrá que definir geométricamente, a base de interpolar linealmente un punto medio entre cada par de puntos. Estos dos puntos serán los que definirán la recta de Coulomb. Los resultados del ensayo de corte directo y del triaxial no drenado prácticamente coinciden. Por eso, muy a menudo, por la sencillez que conlleva, se suele optar por el ensayo de corte directo.

Una vez definida la ecuación de la recta de Coulomb, podemos dibujar los círculos de Morh que nos convenga correspondientes a tensiones iniciales de confinamiento. Como se acaba de explicar, con respecto a las probetas de pared de tapia, lo que interesa es el círculo que pasa por una tensión inicial σ3 = 0,00 kN/m2. Gráficamente o bien empleando la fórmula antes mencionada, se define la tensión de rotura del material en situación no confinada.

Equipo de ensayo de corte directo @ Francesc Garcia

Ensayo de corte directo @ Francesc Garcia

El círculo de Morh nos permite conocer, para cada plano inclinado (cuya traza pasa por el punto A, de intersección del círculo con la abscisa) respecto al plano horizontal, a qué tensión tangencial está sometido. El plano de máxima tensión tangencial es el que está a 45°. Es por ello que la rotura de cualquier elemento estructural sometido a compresión —pilar, pantalla, pared, etc.—, si llegaba a romper lo hace por causa (inducida) de la tensión tangencial (en un plano a 45°) que supera la tensión asumible por el material.

Tanto si la recta de Coulomb se define a partir de ensayos triaxiales o de corte directo, la resolución puede ser gráfica o analítica.

C. Otros ensayos

Granulometría

Como en el caso de cualquier terreno que se quiera analizar, también en el caso de las paredes de tapia conviene conocer la composición del material, como decíamos al inicio del artículo, de cara a poder calificar su mayor a menor adecuación para trabajar estructuralmente.

Las matrices limosas-arenosas son aglutinantes muy inestables, y por tanto, de mala calidad a efectos estructurales, tanto por la poca resistencia como por el hecho de que les afecta desproporcionadamente la alteración de la humedad intersticial.

Las matrices arcillosas son mucho más fiables. Se van compactando con el tiempo y endurecen adecuadamente. A menudo tienen nódulos calcáreos que, en contacto con el agua, se disuelven superficialmente y calcifican la masa, endureciéndola aún más.

Normalmente, como decía más arriba, en una primera observación de las paredes y del terreno del entorno, un técnico con cierta experiencia ya se puede hacer cargo de la calidad de la tapia, que luego deberá confirmar el laboratorio.

Límites de Atterberg

Interesa conocer la curva granulométrica (porcentajes de gravas y arenas y de finos), que, como se sabe, “llega” hasta el paso del tamiz de 80 mm. Este paso de malla deja “pasar” todos los “finos” (ver Fig. 4: clasificación de Casagrande), básicamente limos y arcillas. A partir de este punto hay que hacer otras analíticas para conocer la composición de los “finos”. La más común es la de definir los límites de Atterberg (Fig. 3), que nos permiten conocer la consistencia (calidad) del material. Este artículo no pretende desarrollar este tema, que se puede consultar en cualquier manual de geotecnia, pero tiene su importancia conocer el porcentaje de agua intersticial, que define tanto el límite plástico (Wp) como el límite líquido (WL), para conocer el índice de plasticidad: IP = WL – WP.

El ensayo se hace a base de desecar la muestra para irla amasando a continuación añadiéndole un determinado porcentaje de agua. El límite plástico permite hacer una especie de barrita, como si fuera “plastilina”, que se puede deformar sin que se rompa. Añadiendo más agua, se llega al límite líquido, en el punto (porcentaje de agua) en que la pasta deja de ser consistente.

Cuanto más cerca se sitúen los dos índices (índice de plasticidad bajo), significará que poco incremento de humedad sobre la masa que se ensaya le hace perder la consistencia. Esto ocurre cuando predominan los limos. En cambio, cuando estos índices de plasticidad sean más elevados, querrá decir que un incremento de humedad apenas afecta a la masa. Es el caso de materiales con matriz arcillosa predominante.

Este aspecto es muy importante a la hora de calificar y evaluar una pared de tapia.

Sobre el terreno, de alguna manera ya se puede saber la calidad de un terreno de forma aproximada. Si se hace un poco de barro y se va amasando con los dedos, las arcillas tienen un tacto untuoso, dada su estructura laminar y la dimensión de sus partículas. En cambio, los limos tienen un tacto áspero, porque de hecho son arenas de grano muy pequeño.

Paredes de carga

Con todos estos datos, querría volver al principio. Lo que nos estamos planteando es la posibilidad de llegar a saber a cuánto podemos hacer trabajar (a compresión) las paredes de edificios centenarios (o tal vez solo de 60 o 70 años) cuando queremos proyectar la reforma o rehabilitación de un edificio. Estamos hablando de cómo llegar a concretar una cifra. Por eso he propuesto una línea de trabajo de análisis del material por referencia a los estudios geotécnicos del terreno al que ya estamos acostumbrados y conocemos bien.

Quisiera hacer unas consideraciones evidentes pero que pueden ayudar. Las paredes de tapia siempre son muy gruesas: como mínimo de 40 cm, y las hay que llegan a un metro o quizás más. Por eso, cuando hay que verificar cuantitativamente la estabilidad, el “alabeo”, no suele ser relevante. Sí que hay que verificar las tensiones en caso de desplomes, haciendo una aplicación “rápida” del teorema de Navier, porque se pueden concentrar tensiones importantes en una de las caras de la pared, unas tensiones que podrían superar las asumibles.

La densidad a considerar, es de: δ = 1,7 t/m3, por tanto, la tensión al nivel de cimientos debida al peso propio, para una edificio de tres plantas (suponemos una altura de 10 m) será de: σ = 1,7 kg/cm2 . Supongamos el caso (real: de un edificio rehabilitado) de la Fig. 2, en el que se ha definido la tensión de rotura a compresión de 4,38 k/cm2, si le aplicábamos un coeficiente de minoración de k = 1,25, la tensión de cálculo sería: σb = 3,50 kg/cm2.

Haciendo números redondos: la tensión debida al peso propio al nivel del primer techo, con seis metros de muro encima, sería de: σb = 1,00 kg/cm2.

Le quedan todavía 2,50 kg/cm2 para soportar los techos y la cubierta. Suponiendo que la pared sea de 45 cm de grosor, querría decir que cada metro lineal de pared podría soportar N = 11,25 t. Los edificios de paredes de tapia tienen crujías de 5 m como mucho, y muy a menudo de 4 m. Aunque se quieran sustituir los techos originales, normalmente de vigas de madera, bovedillas y pavimento cerámico, por losas de hormigón o por forjados mixtos aprovechando las vigas de madera en buen estado, difícilmente se llega a agotar la capacidad de carga de las paredes de tapia, incluso con sobrecargas de uso de hasta 500 daN/m2.

La tapia siempre debe poder “respirar”: nunca se la puede impermeabilizar ni con enlucidos de mortero de portland ni con pinturas plásticas.

Lo que sí se deberá tener en cuenta es la estabilidad global del edificio y, por tanto, el trabado de las paredes (tema que no puedo abordar en este artículo), y desde un punto de vista constructivo, todo lo que hace referencia a la protección de las paredes de tapia, siempre con morteros de cal y arena clasificada, que permita el trasvase hídrico de la humedad intersticial. La tapia siempre debe poder “respirar”: nunca se la puede impermeabilizar ni con enlucidos de mortero de portland ni con pinturas plásticas. Si se impide el trasvase hídrico, las humedades se concentran y modifican las condiciones de cohesión del material, mermando evidentemente su resistencia.

La tapia en obra nueva

Algunos equipos de arquitectos, desde hace unos años, comienzan a proyectar edificios con paredes de tapia, recuperando esta ancestral tecnología, en zonas en las que el terreno es de muy buena calidad para este tipo de construcción. En el Pla d’Urgell hay buenas iniciativas al respecto, dado que esta llanura aluvial tiene como materiales básicos las argilitas y las areniscas. Todavía hay muchos edificios rurales de paredes de tapia, algunos en buen estado de conservación y de otros más deteriorados por falta de mantenimiento. En octubre del 2019, en Mollerussa, se convocó el Primer Congreso de Construcción en Tapia y, en febrero de 2020, un Segundo Congreso sobre el Patrimonio de la Tapia. Esperemos que se puedan hacer más para animar a los técnicos a recuperar y rehabilitar edificios de tapia, y también para proyectar nuevos edificios con este tipo de elemento estructural.

Al lado del estanque de Ivars Vila-Sana, el nuevo edificio de Información, Can Sinén, se ha hecho con paredes de tapia que recubren la estructura. Las fachadas se han dejado al descubierto, sin protección de mortero ni estucos de cal. De hecho, antes, las paredes siempre se protegían con estos tipos de mortero, de arena bien clasificada, que protegían la tapia y permitían el trasvase hídrico.

Entiendo que vale la pena recuperar esta tecnología por las razones que ya he podido comentar a lo largo del artículo. Pero que los proyectistas tendremos que ser más atrevidos y asumir las paredes de tapia como elementos estructurales, no solo como paredes de cierre o de distribución.

Can Sinén (Estanque d’Ivars Vila-Sana) @ Josep Baquer

A modo de conclusión

Por criterios de preservación patrimonial de la arquitectura, de sostenibilidad, de eficiencia energética y también de “sentido común” y sensibilidad ambiental, siempre vale la pena estudiar a fondo los edificios existentes, construidos con paredes de carga de tapia, para verificar su aptitud de servicio y para alargarles la vida útil.

No hay normativa al respecto. El Código Técnico de la Edificación (CTE), como se sabe, está pensado de cara al proyecto de edificios de nueva planta: no tiene en cuenta la rehabilitación. Solo hay un anexo (CTE-DB-SE-Anexo D) que contempla la rehabilitación, considerando dos líneas de estudio: la cualitativa y la cuantitativa. En el caso de las paredes de tapia, se procederá en una primera fase al estudio cualitativo, para poder, en un segundo tiempo, a hacer el cuantitativo. En este artículo hago la propuesta de un modo de proceder para hacer este análisis, por analogía con los estudios que solemos hacer en los terrenos en los que hemos de edificar.

Los proyectistas tendremos que ser más atrevidos y asumir las paredes de tapia como elementos estructurales, no solo como paredes de cierre o de distribución.

El nuevo Código estructural, que aún no sabemos si entrará en vigor, solo contempla, y de forma muy genérica, algunos criterios en cuanto a la rehabilitación de estructuras de acero y de hormigón. La rehabilitación todavía queda más al descubierto porque no incorpora el anexo D, que era el único que nos permitía a los técnicos justificar de alguna manera, “código técnico en mano”, las decisiones tomadas al proyectar.

Hay que promover y potenciar todas las iniciativas orientadas a la recuperación de los edificios construidos con paredes de tapia, y más aún, promover los estudios que permitan poder proyectar nuevos edificios con este tipo de material con funciones estructurales.

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L'Informatiu Tecnologia

Prototip aerotransportable

Prototip real d’un sistema d’edificació ràpida amb construcció prefabricada modular d'alta eficiència energètica per a hangar d'avions.

Escrit per -

Execució d’un hangar per a aeronaus A-400
de la Maestranza Aérea de Sevilla

En l’àmbit del programa de I+D+i Greenmar, es desenvolupa el projecte d’un hangar i oficines annexes per al manteniment d’avions de transport militar Airbus A400 que ha estat finançat pel Ministeri d’Economia. L’hangar i les oficines s’ubiquen en la zona Militar de l’Aeroport de San Pablo, Parcel·les 1.5 i 1.6 segons el pla director de la Maestranza Aèrea de Sevilla (MAESE).

S’ha construït un prototip real d’un sistema d’edificació ràpida amb un sistema de construcció prefabricada modular, d’alta eficiència energètica mitjançant energies renovables per a la seva climatització, amb abastiment elèctric capaç de ser aerotransportable, muntable, desmuntable i modificable, tant per a instal·lacions permanents com provisionals.

Es compon d’una nau d’una sola planta amb coberta corba i un edifici de dos plantes amb ús de taller de manteniment en planta baixa i oficines en planta superior. El conjunt de la nau i l’edifici es connecten mitjançant un pas cobert per facilitar les operacions de manteniment. En el disseny s’ha tingut en compte els criteris marcats per la direcció d’infraestructura del Mando de Apoyo Logístico de l’exèrcit de l’aire.

L’hangar

L’interior de l’ hangar es divideix en dues zones diferenciades la zona d’hangar de dimensions 62,84 m x 71 m i altura 23,83 m en la zona de la cua de l’avio i 16,78 m en la zona del fusellatge. L’accés principal de l’avió està format per una porta d’obertura vertical dividida en tres sectors per a permetre l’optimització del seu ús.

Mides finals Hangar:

  • Longitud interior lliure: 71 m
  • Ample interior lliure: 62,84 m
  • Superfície útil interior hangar: 4.470,83 m2

L’estructura principal està formada per pòrtics en forma d’arc sobre pilars de 6 metres d’alçada. Els pòrtics es componen per addició de piràmides de base quadrada de 4 metres i 3,3 metres d’alçada. L’estructura secundària, corretges i elements de tancament verticals són formats per perfils connectats als pòrtics. Tota l’estructura està formada per perfils d’aliatge d’alumini extruït 6082 T6 connectats amb elements femelles units amb cargols d’acer de classe 8.8.

En les parts de l’estructura sol·licitades a tracció i en les creus de Sant Andreu s’utilitzen cables d’acer d’alta resistència. Per la part inferior dels arcs i corretges s’ha tancat l’envolupant mitjançant panells sandvitx d’acer lacat i llana de roca cargolats a l’estructura d’alumini i segellats entre ells amb bandes intumescents per a la protecció de l’estructura. La façana i envolupant de l’hangar s’ha tancat també amb panells sandvitx d’acer lacat i llana de roca. La pell exterior de coberta i capa impermeable està composta per una lona de PVC col·locada una lona entre cada arc. La porta principal està formada per una porta d’obertura vertical dividida en 3 sectors per a permetre l’optimització de seu ús.

L’edifici annex

L’edifici d’oficines se situa a la zona testera sud de l’edifici. L’edifici cobert per la mateixa envolupant tèxtil de l’hangar està format per planta baixa, planta primera i coberta accessible per al manteniment de maquinària de climatització. En planta baixa es troben els tallers de manteniment de l’avió, accés a la zona d’oficines i els vestuaris del personal. La planta primera està ocupada per oficines, sales de reunions i banys. Les dues plantes es comuniquen a través d’un ascensor i una escala interior.

La coberta plana que s’utilitza per albergar maquinària d’instal·lacions, és accessible per al seu manteniment mitjançant una escala de gat situada en un extrem de l’edifici d’oficines que connecta amb una passarel·la en coberta i que dóna accés a les màquines. L’edifici annex de mides en planta 62,84 m x 9,89 m consta per tallers de manteniment en el pis inferior a nivell d’hangar i d’oficines en tota la planta superior. La coberta de l’edifici annex s’aprofita per tal d’ubicar part de les maquinàries de climatització.

Dimensions edifici annex:

  • Longitud: 60,29 m
  • Ample: 9,89 m
  • Altura: 8,38 m

L’estructura està projectada amb un sistema estructural de nusos i pilars prefabricats d’aliatge d’alumini de l’empresa Gaptek. Es modula la distància entre pòrtics a 2,4 m respectant el sistema del fabricant. S’han distribuït els espais en funció d’aquesta distància. Els forjats de l’edifici estan formats per safates d’alumini extruït encadellades entre elles. L’envoltant esta format per una doble capa de panell sàndvitx de llana de roca i PUR en la cara exterior.

Les divisòries interiors s’han realitzat mitjançant envans de guix laminat emprant diferents tipologies segons l’ús de les estances. El fals sostre s’ha executat mitjançant plaques de guix laminat resistent al foc amb una llana de roca de 80 mm. L’entrada de les oficines i dels vestuaris té una alçada lliure que es redueix a 3 m donat que el terra està elevat respecte la llosa de l’hangar. La comunicació entre les dues plantes es realitza mitjançant una escala i un ascensor.

Existeix un pas de vehicles que uneix la zona exterior de l’ hangar amb la zona on s’ubica l’avió.

El sistema constructiu

S’ha construït un prototipus real d’un sistema d’edificació ràpida amb un sistema de construcció prefabricada modular i d’alta eficiència energètica. Aquest prototip es pot aerotransportar, muntar i desmuntar i modificable tant per instal·lacions permanents com per a provisionals.

El sistema d’arquitectura modular desenvolupat permet obtenir tots els avantatges d’una edificació tradicional i gràcies a les actuacions en aquest projecte s’han utilitzat noves tecnologies de fabricació, equips i materials, amb la finalitat d’aconseguir la disminució dels temps de fabricació i muntatge, sense haver de renunciar a cap de les característiques bàsiques desitjables per a una infraestructura moderna d’alt rendiment, ja sigui permanent o provisional.

Dins dels principals objectius desenvolupats en aquest projecte s’han de destacar les següents característiques:

  1. Modulabilitat i adaptabilitat a les necessitats del projecte.
  2. Capacitat de ser muntable, desmuntable, transportable, modificable
    i emmagatzemable.
  3. Compliment del codi tècnic i eurocodis.
  4. Eficiència en termes energètics.
  5. Integració d’energies renovables: aerotèrmia, geotèrmia, etc.
  6. Mínim manteniment.
  7. Ràpida fabricació i implantació.
  8. Durabilitat, economia, manteniment i sostenibilitat ambiental des de la seva fabricació al seu reciclat.
  9. Confort i salubritat.
  10. Desenvolupament sistèmic per aconseguir la solució a un problema.
  11. Possibilitat d’amortització pels estalvis en energia i manteniment al llarg del seu cicle de vida.

Com a avantatges s’han de destacar:

  1. Disminució de l’energia primària necessària per al proveïment de generadors, equips bàsics de producció per al proveïment de climatització i ACS en tot tipus d’infraestructures.
  2. Disminució dels elevats costos de combustibles fòssils en la generació d’energia en qualsevol instal·lació, temporal o permanent i amb independència de les condicions climàtiques de l’entorn.
  3. Menor pes per unitat de superfície (estalvi energètic a l’hora de transportar). La utilització d’alumini estructural amb resistència properes a l’acer, 2.600 kg/cm2 en alumini 6082 T6 enfront de 2.750 kg/cm2 de l’acer però amb un pes 3 vegades menor, permet ser transportat fins i tot per mitjans aeris de forma econòmica, ràpida i eficaç.
  4. Menor nombre de persones necessàries per al muntatge.
  5. Menor nombre de qualificacions específiques per al personal,
    la qual cosa redueix els costos de formació del personal, la qual cosa també afavoreix el necessitar un menor nombre de persones per al muntatge.
  6. Menor consum energètic i de recursos.
  7. Major durabilitat i eficiència de les instal·lacions associades com la il·luminació de baix consum.
  8. Menor quantitat de maquinària necessària pel muntatge, la qual cosa redueix el consum energètic derivat de l’ús de la mateixa i el necessari pel seu transport.

L’execució de l’obra

La singularitat del sistema d’estructura d’alumini està pensat perquè el muntatge pugui estar a l’abast de personal poc qualificat que pugui muntar i desmuntar quantes vegades sigui necessari l’hangar construït. Per tant el personal de l’obra estava format per operaris sense cap tipus de formació especialitzada, que van poder complir amb els terminis i la qualitat establerts.

Totes les peces que conformen l’estructura estan perfectament definides i identificades i les unions entre elles son cargolades sense cap tipus de par de torsió, per tant el control d’execució és molt més àgil i senzill, ja que un cop muntat el pòrtic abans de enlairar-lo i col·locar-lo en el lloc definitiu es podia inspeccionar amb un espai molt curt de temps, sense dependre d’assajos en les unions que el conformen. Solament cal verificar que les dues peces d’alumini que s’han d’unir estiguin en contacte a part de confirmar que les peces eren les que havien de ser segons el plànol de detall del pòrtic.

Durant l’execució també vam haver d’anar prenent decisions conforme avançava la construcció de l’estructura segons els problemes que anaven sorgint, com pot ser el retesat dels cables tirants de les parts del entrebigats un cop anava rebent més càrrega l’estructura,

Va ser molt complicat també poder instal·lar la primera lona de cobriment sencera d’una sola peça i es va decidir tallar la lona en dos trossos; vàrem ser capaços de muntar quasi bé tota la resta de les lones amb el mateix temps que vam tardar en col·locar la primera.

Aquest tipus de construcció està pensat perquè es pugui utilitzar i reutilitzar en diferents llocs de la geografia mundial aprofitant tot el material degut al seu alt grau d’aprofitament i reutilització. La seva manipulació és molt fàcil degut al seu poc pes i màxima facilitat de manipulació.

I un últim aspecte molt important és la rapidesa d’execució de l’obra. El temps que es va tardar en fer aquesta construcció, sense tenir en compte la fonamentació, va ser de 15 setmanes. Per tant, les despeses indirectes es minimitzen al màxim.

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Naked city

Ciudades masivas y derivas urbanas Naked city es el título de un fotolibro de 1945, un libro de fotografías del…

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Ciudades masivas y derivas urbanas

Naked city es el título de un fotolibro de 1945, un libro de fotografías del fotógrafo Weegee que se convirtió en un bestseller y en el que el autor documenta las múltiples facetas de la ciudad por excelencia, Nueva York. Pero también es el título de una película de 1948, inspirada en el libro, del director norteamericano Jules Dassin, y de una serie de televisión. Y también es el título de la conocida obra de 1957 del francés Guy Debord, y el de una canción de los ochenta del grupo Kiss, y el nombre de un grupo musical, y también de un álbum suyo de 1989. Naked city parece muy inspirador, parece que es un buen título.

La ciudad desnuda no debería ser necesariamente la ciudad vacía, pero sí la ciudad tal cual, incluso llena, sin ornamentos, la ciudad de verdad, cruda, sin filtros. La ciudad en esencia.

Recientemente, hemos podido experimentar nuestras ciudades vacías, sin filtros, llenas de pájaros, de aire, sin turistas, sin eventos, sin coches, sin personas, silenciadas, tapiadas. Unas ciudades que, según nuestra experiencia y nuestras rutinas, nos han parecido totalmente insólitas.

La multitud como síntoma de modernidad

Representación de la multitud en el arte y la literatura

Una de las temáticas que caracterizan a la modernidad es la multitud ociosa, aquella que goza masivamente de las playas, los hoteles, las piscinas, las calles comerciales, los espectáculos de masas; la multitud que se traslada en coche, en avión o en barco. La masa de consumidores “disfrutando” y consumiendo ocio.

Para enmarcar la representación de la multitud, habría que destacar el paso del capitalismo industrial al capitalismo de consumo, para poder hablar de las imágenes de multitudes consumidoras de ocio, más que de multitudes obreras o industriales. Parece que el siglo XX es el siglo del paso de la masa agresiva, derivada de la guerra, a una masa más ligada al ocio y, evidentemente, más festiva. Con la aparición, ya a finales del XIX, del nuevo fenómeno social a gran escala del ocio, se pudo pasar de una economía articulada sobre la producción a una economía articulada sobre el consumo.

Antonio Saura, Multitud, 1960

Juan Genovés, La captura

La representación de la multitud ha tenido una historia densa en el arte, y podemos remontarnos desde los guerreros de terracota de Xi’An (210-209 AC), pasando por La Libertad guiando al pueblo (1830) de Delacroix, en el que la multitud, sometida a un caudillo, actúa por iniciativa propia, y hasta un extenso número de obras a lo largo de la historia del arte. Quizás el nacimiento de la multitud política en el arte sea el grabado introductorio del Leviatán de Thomas Hobbes (1651) —un gigante artificial compuesto por la multitud de súbditos del Estado—, y destacaría, también, la selección fotográfica que Ernst Jünger preparó sobre la “movilización total” en El instante peligroso (1933), en el que se presenta el poder de las masas en actos políticos, desde desfiles a revueltas. La representación de la multitud en la historia del arte a través de la pintura o, después, de la fotografía, parece dar algunas pistas de lo que la masa significa y aporta a la nueva sociedad y a la modernidad.

En el siglo XX, la multitud que se manifiesta por las calles se convirtió en protagonista de una cierta poética o estética muy presente en el cartelismo político. Pintores como Antonio Saura o Juan Genovés las han cultivado también en su obra.

Si retrocedemos al siglo XIX, en pintura y en Cataluña, Ramon Casas se introduce por primera vez en la representación de la masa humana en su obra Corrida de toros (1884). La masa está esbozada, desdibujada, pero muy efectista. En la arena, en cambio, las figuras están mejor contorneadas y definidas. Parte de la crítica precisamente censuró que no fuera más realista y que para pintar a la gente de la masa solo utilizara manchas cromáticas. La masa es anónima y está creada principalmente por medio de manchas de color. Muy sugerente.

Ramon Casas, Corrida de toros, 1884

Un efecto análogo, aunque conseguido con otro procedimiento formal, se encuentra en La busca, de Pío Baroja, una narración en la que el protagonista, Manuel Aguilar, va a ver una corrida de toros, observa y juzga tanto lo que ocurre en la arena como en el público: “la plaza estaba llena. Se veían todas las gradas y tendidos ocupados por una masa negra de gente”. También muy sugerente.

Las masas de personas minúsculas son ahora el paisaje de la gran ciudad, y parecen evocar una imagen apocalíptica del siglo XX

Otra representación en pintura de la multitud, en este caso crítica, fue la que Georges Grosz hizo de Berlín, cuestionando, a principios del siglo XX y en plena I Guerra Mundial, los movimientos de masas independientemente de cuáles fueran sus posicionamientos. Es preciso tener en cuenta que su obra Metrópolis (1916-1917), por ejemplo, se encuadra en la nueva fascinación que intelectuales y artistas europeos sentían por todo lo americano como símbolo de la modernidad. La obra parece el resultado de los horrores vividos por el mismo artista durante este periodo. Las masas de personas minúsculas son ahora el paisaje de la gran ciudad, y parecen evocar una imagen apocalíptica del siglo XX. La obra de Grosz parece presagiar el destino final de esta modernidad, no tan perfecta como se había querido anunciar.

En el breve cuento de Edgar Alan Poe, El hombre de la multitud, de 1840, que constituye un testimonio del espíritu de la metrópolis del siglo XIX, se resalta la soledad humana dentro de una masa heterogénea, la necesidad forzada de contacto entre anónimos que parece no llevar a ninguna parte, un futuro decadente. El relato se inicia con una cita del francés Jean de la Bruyère: “ce grand malheur, de ne pouvoir être seul” (“qué gran desgracia la de no poder estar solo”), tomada de su obra Caractères. La misma cita puede encontrase en el primer cuento de Poe, Metzengerstein.

A diferencia de Freud (Psicología de las masas, 1921), que considera a la masa como encarnación del inconsciente colectivo, o de Ortega y Gasset (La rebelión de las masas, 1929), que traza un perfil desolador del hombre-masa aislado, carente de autoestima, anónimo, conformista, pasivo, sin cualificación intelectual, y que anticipa el poder de la masa que agitará la Europa de las dictaduras, Elías Canetti (Masa y poder, 1960), dibuja la masa estrechamente vinculada al orden social (la caza, la defensa, la conquista, la fiesta, la justicia, la religión). Distingue entre diversas formas de masa: la masa de acoso, la masa de inversión, la masa de lamento o, la que nos interesa en este texto, la masa festiva (que surge en torno al disfrute colectivo).

En el libro Historia del cuerpo (2006), cuando en el capítulo “Estadios. El espectáculo deportivo, de las tribunas a las pantallas” se introduce a la multitud, se elabora una clara progresión de cómo esta se apodera de las gradas deportivas para disfrutar del espectáculo: “Las masas de espectadores crecen inexorablemente. La ascensión es visible en la simple sucesión de grabados de la época: los ‘campeonatos del mundo de tenis’, por ejemplo, disputados en Saint-Cloud en 1913, se desarrollan ante tribunas improvisadas que contenían varias filas de espectadores; los mismos campeonatos en 1921 lucen tribunas sólidamente instaladas, estrechamente apretadas alrededor de la pista, y que disponen de más de veinte filas de espectadores; mientras que el torneo de la Copa Davis en Roland-Garros en 1932 se celebra ante tribunas panorámicas y elevadas en las que caben ‘diez mil espectadores anhelantes’”.

Para remarcar un hecho destacable en cuanto a técnica fotográfica, apuntar que en 1905 se crearon los primeros teleobjetivos, aunque no será hasta los años treinta, en el periodo de entreguerras, cuando se perfeccionará y mostrará a la multitud con un efecto mucho más efectivo. Este avance técnico de la fotografía permite que se muestren multitudes mucho más efectivamente a partir de ese momento. Weege, Feininger, entre otros fotógrafos, serán una muestra de ello.

Esta fotografía de Weegee, publicada a doble página en su libro Naked city, muestra claramente esta masa de bañistas en Coney Island, una masa primigenia y acéfala de la década de los años treinta del siglo XX, perteneciente a la cultura del tiempo libre.

También Andreas Feininger retrata multitudes urbanas en la ciudad, en la playa; en blanco y negro y en color. En su libro de 1964, New York, también se muestran otras que revelan el contagio de la estética pop: automóviles, cafeterías, carteles, erotismos varios, la piscina del Sheraton Motor Inn, la playa de Coney Island. La multitud es una constante en muchas de ellas. El libro se cierra con una imagen más moral, una fotografía de 1941 del cementerio judío de Queens.

Coney Island Beach, New York, 1940. Weegee

Andreas Feininger: Sunday at Coney Island beach, 1948 i Masses of tombstones in cemetery in Queens 1948

El cine también representó perfectamente a las multitudes. Ya desde las primeras películas de la historia, los hermanos Lumière documentaron a la multitud saliendo de la fábrica o llegando en tren a la estación en sus primeras películas, La salida de la fábrica y La llegada del tren, ambas de 1895. Se podrían enumerar muchas películas que muestran a multitudes. Las hay de todo tipo: ordenadas, caóticas, revolucionarias, multitudes que desfilan, se manifiestan, luchan, pero también multitudes que disfrutan, llegados ya a la sociedad de consumo y ocio de masas.

En la película Octubre de Serguéi Eisenstein, en la que se observa a una masa de manifestantes que huyen de las represalias del gobierno zarista y que iniciarían la revolución soviética, o las escenas míticas de su Acorazado Potemkin, donde el movimiento caótico de la multitud se va transformando en varias escenas en imágenes ordenadas y rítmicas de los soldados desfilando.

La multitud, la masa amorfa que disfruta del ocio, yace en la playa, en las piscinas, o se desplaza en manada, se aleja de las pinturas de Grosz o de las películas de Eisenstein, por su significado más cercano al ocio y menos a las multitudes trabajadoras, obreras, manifestantes o masas afectadas por la guerra, y se acerca más a las pinturas de Casas o a las fotografías de Weegee o Feininger. Un fenómeno de élites se transformó, tras la II Guerra Mundial, y con las vacaciones pagadas, en un fenómeno de masas, el turismo. El turismo de masas que se traducirá visualmente en estas multitudes ociosas que vemos en las tarjetas postales a continuación.

Multitud y Desarrollismo

A continuación, unas cuantas postales turísticas de los años sesenta y setenta, en las que la modernidad imponía llenarlo, construirlo, urbanizarlo, turistizarlo absolutamente todo.

La ciudad vacía como síntoma de virus

Para ser coherente con el silencio que transmiten estas imágenes y con el silencio que ha reinado en las calles de las ciudades, me limitaré a mostrar imágenes de una ciudad bien conocida y en un estado irreconocible e inesperado (no son necesarios pies de foto ni más palabras):

El silencio se rompía con mínimos mensajes que acompañaban a los locales cerrados:

Algunos carteles en locales durante el estado de alarma y confinamiento

El arte urbano, siempre actualizado, no ha hecho excepción esta vez:

Tres meses más tarde de este reciente parón sin precedentes, en la ciudad parece como si nada hubiera pasado. Si no fuera porque ahora hay que respirar dentro de una mascarilla, parecería que nada de esto ha sucedido. La multitud seguimos movilizándonos a la deriva de un lugar a otro… los de aquí para allá, los de allá para acá y, como no, con mucha prisa, incluso con prisa para “disfrutar” del ocio. Imágenes de arte urbano muy actual en diferentes barrios de Barcelona: paseo de Gràcia, paseo de Sant Joan, barrios de Gràcia y Ciutat Vella.

Imágenes de arte urbano muy actual en diferentes barrios de Barcelona: paseo de Gràcia, paseo de Sant Joan, barrios de Gràcia y Ciutat Vella.

Se necesitan planteamientos nuevos, desde cero, sin campañas políticas que busquen un buen eslogan, nuevas geografías experimentales que nos pongan en contacto con nuestro entorno, pero con una postura más crítica, activa y, sobre todo, real, ofreciéndonos otra mirada más social y cultural de nuestro mundo. Este sería un buen síntoma. Más silencio.

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L'Informatiu Cultura

Hi havia una vegada… La Via Laietana

Més d’un segle després de la reforma urbanística que va fer néixer la Via Laietana, aquest emblemàtic eix es prepara per una nova reforma.

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La Via Laietana en construcció a l’alçada del carrer del Dr. Joaquim Pou, amb la Catedral al fons.

Endarrerim el rellotge de la història i ens traslladem als inicis del segle XX

Carrers estrets amb nens jugant, dones parlant al costat d’una font, obradors i tallers, botigues de queviures, patis d’antics palaus… Tot un món que va desaparèixer fa més d’un segle esborrat per obrir la Via Laietana i que l’Arxiu Fotogràfic de Barcelona va ressuscitar, del 19 de juny al 31 d’octubre de 2019, amb l’exposició La ciutat dels passatges. Abans de la Via Laietana.

La Via Laietana és una de les gran artèries viàries de la ciutat de Barcelona. Gairebé un kilòmetre de via ràpida que uneix la plaça d’Urquinaona amb la façana marítima de la ciutat i separa els barris de Sant Pere, de Santa Caterina i de la Ribera del barri Gòtic. Una avinguda d’edificis modernistes (pocs) i noucentistes (la majoria) i de comerç discret pel seu sacrifici en honor de l’automòbil. Però no sempre va ser així. Si endarreríssim el rellotge de la història i ens traslladéssim a inicis del segle XX, ens trobaríem en una zona de carrers d’aroma medieval, poc il·luminats i ventilats i mal urbanitzats, gens aptes per a la mobilitat de persones i mercaderies. La Barcelona que reflecteix l’exposició La ciutat dels passatges. Abans de la Via Laietana, organitzada per l’Arxiu Fotogràfic de Barcelona del 19 de juny al 31 d’octubre de 2019.

Aquesta Barcelona insalubre i mal urbanitzada va inspirar al ‘pare’ de l’Eixample, Ildefons Cerdà, a proposar la perllongació de dos carrers de l’Eixample, el de Pau Claris i el de Muntaner, a través de la ciutat històrica per comunicar la nova Barcelona amb el Port, i l’obertura d’una tercera via que creuaria el centre transversalment unint les dues anteriors. A la seva Teoría General de la Urbanización (1867) escriuria: “ha de venir un día en el que la civilización moderna, con todos sus maravillosos medios de locomoción, penetre, funcione y campee libremente y sin obstáculos en todos los grandes centros urbanos que no quieran pasar a la categoria de centros históricos, venerados, si se quiere, por sus recuerdos en arqueología, pero inútiles en la aplicación e inservibles en la práctica”.

Abans del projecte d’Ildefons Cerdà, el centre històric de Barcelona ja havia patit, però, algunes modificacions. Els barcelonins ja havien vist com es recuperava la cruïlla del cardo i el decumanus romà (plaça de Sant Jaume) amb l’enderroc de l’església que l’ocupava (1823), com s’obria (1848) un carrer transversal que enllaçava la Rambla amb el Parc de la Ciutadella (l’eix Ferran-Jaume I-Princesa) o com queien les muralles que constrenyien la ciutat (1854-1881).

El projecte de Cerdà, el Plan de Reforma Interior, tenia, però, dos topalls importants per ferse realitat. D’una banda, calia derruir uns 300 edificis (més de 2.000 habitatges) i molts palauets particulars, el que podia afectar al voltant d’unes 2.500 famílies i unes 10.000 persones. D’altra banda, l’Ajuntament de Barcelona no tenia els recursos econòmics suficients per iniciar una obra urbanística d’aquesta magnitud (obertura d’una franja de 80 metres d’ample i 900 de llarg) ni per assumir la despesa que representava l’execució de totes les expropiacions que s’havien d’efectuar per a la realització de l’obra. A més dels costos econòmics, la ciutat tampoc volia fer front al cost d’opinió pública que suposarien aquelles expropiacions en uns anys força convulsos.

Construcció de la Via Laietana

La construcció de la Via Laietana va patir continus retards per l’oposició d’alguns regidors municipals fins a què el 1878 l’arquitecte i urbanista Ángel Josep Baixeras va recuperar i transformar la idea de reforma la ciutat antiga original de Cerdà, inspirat per Haussmann i la seva reforma de París. El 1883 l’Ajuntament va obrir la porta a la reforma però no va ser fins al 1895, tres anys després de la mort de Baixeras, quan es va aprovar el projecte definitiu. Un any després es va aprovar la Ley de Saneamiento y Mejora de las Grandes Poblaciones, que regulava les expropiacions forçoses i les seves indemnitzacions per a obres d’interès públic. L’inici de les obres estava més a prop.

El projecte de Baixeras proposava un model finançament de les obres completament nou, deixant que la iniciativa privada s’encarregués, tant del cost de les expropiacions com de les obres per a l’obertura de les grans avingudes. Les modificacions també van afectar al fons de la reforma projectada per Ildefons Cerdà. El Pla Baixeras contemplava la prolongació del carrer de Pau Claris (Gran Via A); la construcció d’una avinguda que, naixent en la plaça Universitat, travessaria el barri del Raval per a desembocar al costat de les Drassanes (Gran Via B), molt semblant a l’actual eix Avinguda de les Drassanes i Rambla del Raval; i la prolongació, que mai s’arribaria a fer del carrer del Marquès de Camp Sagrat (Gran Via C).

L’obra de reforma va ser projectada per ser realitzada en tres fases amb el suport econòmic del Banco Hispano Colonial, una durada de sis anys i la direcció de tres arquitectes de prestigi del moment: Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch i Ferran Romeu i Ribot. El primer, Lluís Domènech i Montaner, s’encarregaria del primer tram (1908-1909), entre el Port i la plaça de l’Àngel, i va adoptar tres mesures: l’obertura d’alguns punts des del quals contemplar la muralla romana, l’eixamplament del carrer de l’Argenteria i la creació d’un espai, la plaça de Santa Maria, que oferís una visió central i monumental de la basílica de Santa Maria del Mar.

El segon arquitecte, Josep Puig i Cadafalch, treballaria de 1901 a 1911 entre la plaça de l’Àngel i el carrer de Sant Pere més Baix. L’arquitecte modernista va dissenyar la trobada de la Gran Via A i la mai construïda Gran Via C (plaça d’Antoni Maura); va crear un gran espai ciutadà davant la capella de Santa Àgata i la muralla romana, l’actual plaça de Ramon Berenguer el Gran; va dissenyar un carrer diagonal, el del Dr. Joaquim Pou, que permetés contemplar l’agulla de la Catedral de Barcelona, i va donar sortida a alguns carrers laterals que podien quedar bloquejats amb el nou urbanisme.

I el tercer arquitecte, Ferran Romeu i Ribot, se’n va fer càrrec del tram que anava del carrer de Sant Pere més Baix al carrer de Jonqueres, que s’havia de construir entre 1911 i 1913. Romeu va conservar la Casa del Gremi de Velers amb els seus magnífics esgrafiats, va eixamplar l’espai davant el solar on Enric Sagnier va construir la seu de la Caixa de Pensions i va dissenyar una petita plaça davant del Palau de la Música Catalana. Finalment, el darrer tram, el que anava des de la plaça d’Urquinaona fins a la plaça de Jonqueres, ja existia amb el nom de carrer de Bilbao.

El carrer de Bilbao, primer tram obert de l’actual Via Laietana

El 1907 es va signar el conveni definitiu de construcció de la Via Laietana amb el Banco Hispano Colonial amb un pressupost inicial d’uns 270 milions de pessetes i l’emissió de bons hipotecaris al 4% a amortitzar en 75 anys. El 15 de desembre de 1907 van sortir a subhasta els 6.000 títols de deute municipal amortitzable, el darrer tràmit per a l’inici de les obres. Així, el 9 de març de 1908 el rei Alfons XIII va inaugurar les obres col·laborant, piqueta de plata en mà i amb la Marcha Real de fons, a l’enderroc del número 71 del carrer Ample, el primer en desaparèixer, al que van seguir els immobles dels carrers Ample 77, Jupí 14, Arc d’Isern 3, Manresa 2 i Basea 11.

La urbanització de la futura Via Laietana havia comportat la desaparició total de 85 carrers i l’afectació, total o parcial, de molts altres

Ben aviat, però, van començar a sorgir els problemes per a la Via Laietana, amb l’aparició de part de la muralla romana al costat del carrer de Basea. Com es podia compaginar la modernitat amb la preservació del patrimoni? Aquest dilema se li va plantejar constantment a l’Ajuntament amb l’inventari d’edificis històrics que l’obertura de les tres noves vies (A, B i C) se’n portaria p r davant. Així, a mitjans de 1909, l’Ajuntament va crear la Comisión Arqueológica de la Reforma, que havia d’estudiar els edificis i elements arquitectònics afectats per les obres, i buscar la solució més adequada per a cadascun d’ells.

Plànol del projecte de Reforma que va urbanitzar la Via Laietana.

El dia 27 de juny de 1909 van finalitzar els treballs de demolició en la primera secció de la Gran Via A i es van iniciar els de la segona secció, a la vegada que es començaven a parcel·lar els 20 metres de cada costat de la nova explanada sorgida al bell mig de Barcelona. Així, el 23 de novembre es va decidir que els solars delimitats per la plaça d’Antonio Lopez i els carrers de Sant Francesc de Borja i Fusteria, el número 1 de la futura Gran Via A, l’ocupés la nova Casa de Correus i, d’aquesta manera, estimular la implicació de la iniciativa privada en el futur de la nova avinguda, com va fer el Banco Hispano Colonial, que es va adjudicar a principis de 1911 el primer solar que es va subhastar públicament.

El juliol d’aquest mateix any es van iniciar els enderrocaments de la tercera secció. En total, la urbanització de la futura Via Laietana havia comportat la desaparició total de 85 carrers i l’afectació, total o parcial, de molts altres. Havia arribat el moment de completar el projecte de reforma amb la construcció del clavegueram, la pavimentació i la construcció del túnel del futur ferrocarril metropolità, actual línia 4, que no circularia fins al 1926, més d’una dècada després de la finalització de les obres d’urbanització de la Via Laietana.

Una zona de moda

Un cop inaugurada, la Via Laietana es va anar omplint lentament d’edificis institucionals i d’oficines, formant una mena de districte financer d’estil nord-americà. Una nova concepció urbanística que va retreure inicialment als inversors, que no es fiaven de la rendibilitat d’una tipologia constructiva poc experimentada a Barcelona. L’exempció d’impostos i arbitris municipals, els baixos preus dels solars i les facilitats de pagament van fer que la nova via s’acabés convertint en una zona de moda. Així, el 1916 ja s’havien venut 16 solars, i entre el 1916 i el 1920, es van vendre 40 més.

El millor exemple de la nova arquitectura que caracteritza la Via Laietana és la Casa Santana (Via Laietana, 17), rèplica dels magatzems Walker de Chicago, dissenyada el 1921 i en la qual van tenir el seu estudi bona part dels arquitectes del GATCPAC. També hi van establir la seva seu grans empreses. A banda del monumental edifici de Correus (Via Laietana, 1), amb la seves torres asimètriques, escalinata i columnes jòniques, i del Banco Hispano Colonial (Via Laietana, 3), on encara es veuen les sigles del banc que va finançar l’obertura de la nova via, hi trobem la seu de la Compañía de Tabacos (Via Laietana, 8), construït el 1923; les oficines de la naviliera Trasmediterránea (Via Laietana, 2), del 1921; o la seu de la paperera Guarro (Via Laietana, 37).

El nou carrer també va atreure al Banco de España (Via Laietana, 35), posteriorment seu de la desapareguda Caixa de Catalunya, construït el 1933. Altres edificis destacats són l’espectacular Casa Pomés (Via Laietana, 15), construïda el 1919 amb una gran tribuna neogòtica i un balcó de pedra; el Grup Escolar Baixeras (Salvador Aulet, 11), bastit el 1922 i decorat amb uns notables esgrafiats; i l’edifici del Sindicats (Via Laietana, 16-18), construït el 1925 com a seu de la Caixa Mutua Popular, sembla que inspirant-se en el mític gratacel Flatiron de Nova York.

La ciutat desapareguda

L’obertura de la Via Laietana va fer desaparèixer carrers, places i edificis. Entre d’altres carrers i espais van desaparèixer part del carrer Ample, una de les vies principals de la Barcelona del segle XIX; el carrer dels Arcs dels Encants (a tocar de la Llotja) i les seves voltes, on s’hi feines subhastes els dies imparells; el populós carreró de Basea; el carrer de les Filateres, on a l’època medieval vivien les constructores de xarxes de pesca; la plaça de l’Oli, antic mercat d’aquest producte i que estava situada on ara hi ha la plaça de Berenguer el Gran; o la Riera de Sant Joan, carrer principal de l’època que anava des de l’actual carrer de Jonqueres fins a la plaça d’Antoni Maura.

Pel que fa als edificis desapareguts, en destaquen el Palau del Marquès de Monistrol, el Palau del Marquès de Sentmenat, el Convent de Sant Sebastià o, potser el més destacat, el convent de Sant Joan de Jerusalem. La història d’aquest conjunt es remunta a mitjans del segle XII i estava a tocar de l’antiga riera de Sant Joan, que posteriorment va donar nom al carrer del mateix nom. Aquesta construcció, que acollia un reliquiari amb el braç de Sant Joan Baptista i la tomba de Pau Claris, va començar a ser història el 1882, quan va començar l’enderrocament del convent. La capella va sobreviure uns anys més fins que les obres de construcció de la Via Laietana van arribar a l’alçada de l’actual avinguda de la Catedral, lloc on es trobava.

Diferents imatges quotidianes als carrers i places desapareguts durant la construcció de la Via Laietana.

Els edificis trashumants

Alguns edificis afectats per l’obertura de la Via Laietana no van poder evitar la piqueta però es van guanyar el dret a una segona vida. Desmuntats pedra a pedra, van ser traslladats a una nova ubicació. El més paradigmàtic d’aquests edificis transhumants és la Casa Padellàs, actual seu del Museu d’Història de la Ciutat de Barcelona. Situada originalment al desaparegut carrer dels Mercaders, el 1931 va se reconstruïda a la seva actual ubicació, a tocar de la plaça del Rei.

Un altre edifici que es va moure va ser l’església del convent de Santa Maria de Jonqueres que, juntament amb el seu magnífic claustre gòtic, encara es pot contemplar al bell mig de l’Eixample, ara sota el nom d’església de la Concepció, al carrer d’Aragó. Una altra església viatgera va ser la de Santa Marta. Construïda el 1735 i d’estil barroc, formava part d’un antic hospital de peregrins situat al carrer de l’Avellana i ara sobreviu com a església al conjunt modernista de l’Hospital de Sant Pau.

El llistat no acaba aquí. La seu del Gremi de Calderers ara és a la plaça de Sant Felip Neri i la Casa Rubió i Balaguer, tot i que no es va moure es va haver de transformar per adaptar-se al traçat de la nova via. Salvada de la piqueta per Josep Puig i Cadafalch, que va dissenyar la seva nova façana, va ressuscitar el 1929 com a hotel i ara acull la Jefatura Superior de Policía.

El futur de la Via Laietana

Més d’un segle després de la reforma urbanística que va fer néixer la Via Laietana, aquest emblemàtic eix es prepara per a una nova reforma. El mes de març de 2019 es van presentar a l’Ajuntament els dos projectes urbanístics que concursen per a la transformació que lhavien de canviar la cara a partir de finals del 2020. Cal recordar que el 2006 ja es va plantejar una reforma, que mai va prosperar i, el 2009, una segona que semblava definitiva, però que el canvi de govern municipal (arribada de Xavier Trias a l’alcaldia) va aturar.

Les dues propostes actuals tenen per objectiu recosir ferides i guanyar espais de vida i contemplen l’ampliació de les voreres, la reducció del protagonisme del vehicle privat i un major pes de la bicicleta i del transport públic. Tots dos projectes també contemplen actuacions per facilitar les connexions entre els barris del Gòtic i de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, separats per la Via Laietana. En aquest sentit, es preveu la pacificació del carrer de Jonqueres i de la plaça d’Antoni Maura, entre altres actuacions.

Render dels dos actuals projectes de reforma que havien de transformar de nou la Via Laietana a partir de finals de 2020.

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Promocionat per Evowall -

Certificació ATE

El sistema EVOWALL té la certificació ATE (ETA) – Avaluació Tècnica Europea, atorgada per l’ITeC, amb la Declaració de Prestacions i el marcatge CE, ja que, per la seva innovació, encara no està cobert per una norma europea harmonitzada.

El sector de la construcció està evolucionant cap a la industrialització per guanyar en eficiència tècnica i energètica. Hi ha diversitat de sistemes prefabricats que miren en aquest sentit, però deixen de banda la part essencial de la construcció: l’arquitectura. En aquest sentit Evowall ha desenvolupat i certificat un sistema per oferir els avantatges de la construcció industrialitzada en cases de baix consum sense perdre l’essència de l’arquitectura.

Cases Passivhaus prefabricades a mida

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Les parets incorporen l’estructura, l’aïllament, el recobriment de formigó, una capa de guix a l’interior i el pas de les instal·lacions, tot en 30 cm de gruix i aconseguint una conductivitat tèrmica de 0,20 W/m2K.

El sistema s’adapta a cada projecte i es fabrica a mida. L’arquitecte té la llibertat de dissenyar la llar adequada per als clients, amb la tranquil·litat d’utilitzar un sistema amb els costos, ponts tèrmics i hermeticitat controlats. El fet d’utilitzar materials tradicionals permet donar un aspecte d’obra tradicional i allunyar-se de l’estètica de casa prefabricada, permetent que altres industrials, tot i no ser especialistes Passivhaus, intervinguin en els acabats sense posar en risc les característiques de la casa de consum energètic gairebé nul nZEB. També simplifica possibles futures reformes.

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